Reaccionar con cortes de calle o bloqueo de rutas porque no se vende GNC, son las medidas más absurdas que los remiseros y taxistas pueden a implementar en reclamo de la prohibición de venta de ese combustible, porque es una acción que atenta directamente contra los ciudadanos en general, quienes también soportan la escasez de gas, tanto para sus automotores como en sus domicilios y, al obstaculizar las demás actividades, perjudican más a quienes habitualmente son sus pasajeros, al sumarle un nuevo problema además de la falta del servicio.
Se puede comprender el deseo de estos trabajadores de desarrollar sus actividades para asegurar el sustento de sus familias, pero tienen alternativas para trabajar con sus automóviles sin GNC, ya que la mayoría también puede circular con combustibles alternativos como la nafta que, si bien también escasea, se puede conseguir en las estaciones de servicio haciendo colas que no son tan extensas como las del gas.
Los inconvenientes provocados por los remiseros, con cortes de calles en nuestra ciudad, sectores del Gran San Juan y departamentos alejados como Caucete, no sólo fueron protestas contra la falta de aprovisionamiento de gas, sino que llegaron a ser actos de avasallamiento con quema de cubiertas en plena vía pública y colocación de vehículos cruzados para obstaculizar el paso, con consecuencias para el medio ambiente y el tránsito.
La necesidad de desviar el transporte pesado o colectivos de larga distancia por lugares inapropiados, o vehículos particulares por calles secundarias, es un precio demasiado caro para intentar defender un supuesto derecho, en una situación de emergencia que afecta a todos por igual.
