Luego de dos semanas agitadas en el plano financiero tanto local como internacional, el equipo económico del gobierno lanzó una serie de medidas con el objetivo de restablecer la calma. Pero lamentablemente estas respuestas llegan tarde, una vez que el dólar ya subió más de un 10% en menos de diez días, los bonos soberanos se hundieron hasta alcanzar paridades del 25%, el riesgo país trepó hasta los 2.125 puntos básicos, y huyeron de los Fondos Comunes de Inversión de renta fija en moneda local unos 237.700 millones de pesos. 


Una de las principales medidas tomadas fue la firma del decreto para actualizar el presupuesto 2022, aquel que fuera rechazado en diciembre del año pasado. En el mismo se vuelve a reafirmar el objetivo de 2,5% de déficit fiscal primario para fin de año, manteniendo lo que ya se venía trabajando en línea con el acuerdo firmado con el FMI.


Sin embargo, el análisis de la dinámica que viene tomando el gasto en los primeros meses del año así como de su evolución esperada, comparado con el crecimiento observado y proyectado de la actividad económica, deja en evidencia que cumplir tal meta será cuanto menos desafiante.


El déficit acumulado del primer cuatrimestre se incrementó casi 3,5 veces respecto al mismo período del año anterior, y el gasto primario lleva siete meses aumentando a un ritmo muy superior a la inflación. Combinado con un crecimiento económico, que ya muestra señales de desaceleración y que será apenas cercano al 3% este año. Es difícil que se pueda mejorar la marca del 2021, cuando el déficit fiscal alcanzó el 3% del PBI. 


Reducción de subsidios


Por otro lado, se dio a conocer una medida tan esperada como dilatada: la reducción propuesta en los subsidios puede traer un alivio fiscal considerable, dado que este concepto implicó, junto con los subsidios al transporte, el 14% del gasto primario en los primeros cuatro meses del año. Igualmente, resulta difícil estimar el impacto que esta medida tendrá sobre las arcas estatales, dada la vaga y escasa información difundida hasta el momento.


Por el lado del Ministerio de Economía, esta semana logró atravesar la primera prueba con miras a recomponer el mercado local de deuda, luego del estrés sufrido diez días atrás. Como era de esperarse, esta recomposición fue costosa y refleja que el mercado aun permanece con dudas. EL BCRA tuvo que asistir al tesoro con compras en el mercado secundario los días previos a la licitación del 14 de junio, para reducir el rendimiento de los bonos, y Guzmán debió elevar las tasas ofrecidas, como el caso de la Ledes que trepó más de dos puntos porcentuales, o los bonos CER que retornaron al plano positivo ofreciendo retornos de entre 2% y 3% anual sobre la inflación. Sin embargo, esta ronda implicaba solamente vencimientos por 11.000 millones de pesos, mientras que el verdadero desafío será a fines de junio, cuando el Tesoro deba refinanciar aproximadamente 600.000 millones de pesos.


Evidentemente, las medidas cuentan con poca probabilidad de éxito desde el momento en que salen a la luz, no sólo porque no logran anticipar los desajustes y son simples respuestas fuera de tiempo, sino también por verse afectadas por un contexto de escasa credibilidad, con expectativas que evolucionan desfavorablemente a medida que las debilidades del escenario macroeconómico se confirman.

Por Esteban Domecq
Magíster en Economía y finanzas y presidente de Invecq.