La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la empresa canadiense Candu Energy firmarán esta semana en Buenos Aires, un acuerdo estratégico para reactivar la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en la localidad neuquina de Arroyito. Se trata de un memorando de entendimiento que marca un nuevo horizonte para la industria nuclear en la región y posiciona nuevamente a la Argentina como un actor relevante en la provisión de este insumo esencial.
La firma del acuerdo establece que la compañía canadiense se comprometerá a conseguir el financiamiento necesario para poner en funcionamiento la planta, la cual está fuera de operación desde el año 2017. A cambio, la CNEA compensará esa inversión con la producción futura de agua pesada.
Candu Energy, que forma parte del grupo Atkins Realis, proyecta un crecimiento importante en la demanda de agua pesada si se concreta la construcción de nuevos reactores nucleares del tipo Candu, tanto en Canadá como en otros países. Estos reactores requieren grandes cantidades de óxido de deuterio como moderador y refrigerante.
La única planta de su tipo en América
La PIAP, propiedad de la CNEA y operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), es la mayor planta de su tipo en el mundo y la única en América. Su capacidad nominal es de 200 toneladas anuales, distribuidas en dos líneas de producción de 100 toneladas cada una. Aún no está confirmado si se reactivará una sola línea o la totalidad de la planta.
Según fuentes del sector, si bien cada línea tiene una capacidad de diseño de 100 toneladas anuales, el promedio histórico de producción es de unas 80 toneladas por línea. Esto se debe a factores operativos y al nivel real de demanda durante los años activos de la planta.
El agua pesada, también conocida como óxido de deuterio, no se consume en grandes cantidades durante el funcionamiento normal de un reactor, por lo que su producción tiende a estar asociada a nuevos proyectos. Este insumo es fundamental en la tecnología Candu, que utiliza uranio natural como combustible.
Además de los usos nucleares, la industria electrónica también demanda agua pesada para la fabricación de componentes como semiconductores, fibra óptica, y para aplicaciones en ciencias biológicas y ambientales, lo que abre nuevas oportunidades de mercado.
Este acuerdo representa una oportunidad no solo para el desarrollo de la industria nuclear argentina e implicaría inversiones, empleo calificado y la reactivación de una instalación clave en el entramado energético nacional e internacional.
Por Infoenergía

