Por Luis Eduardo Meglioli – Periodista
Declarado peronista de derechas, padeció como tantos las consecuencias de los golpistas de la ‘Revolución Libertadora’’ que sacó a Juan Perón de su segundo mandato democrático de gobierno, el 16 de septiembre de 1955. Se llamaba Guillermo Patricio Kelly y protagonizó escenas polémicas a lo largo de casi toda su vida, más aún cuando fue jefe de la denominada Alianza Libertadora Nacionalista (ALN) de apoyo al peronismo, y que fuera creada en 1937 por los dirigentes Juan Queraltó y Carlos Burundarena.
Detenido con otras figuras del peronismo tras el citado golpe, fue enviado al penal de Río Gallegos, de donde se fugó disfrazado de mujer junto a Héctor J. Cámpora, John W. Cooke, Jorge Antonio, José Espejo y Pedro Gomis.
Desde su defensa a Perón, a la ALN se le atribuyeron muchas cosas, como anti judaísmo hasta fascismo, pero lejos de la violencia que posteriormente mostrarían también desde el peronismo en los años ‘60 y ‘70 Montoneros, ERP y la Triple a inventada por José López Rega, el ‘brujo maldito’’ que compró a Perón con su falsa verborragia y catapultó a Isabel Perón al fracaso de su gobierno democrático.
Kelly y sus visitas a Madrid
En varias ocasiones este periodista, siendo adjunto de la corresponsalía en Madrid de la Editorial ‘Atlántida’’, de Argentina para las revistas ‘Gente’’ y ‘El Gráfico’’ conversó con Kelly durante sus veloces visitas a Madrid, ya que sus movimientos allí como en otras ciudades del mundo, a donde viajaba en busca de información, eran siempre noticia. Sobre todo por la puesta en escena que en cada ocasión Kelly preparaba con esmero, ya que conocía muy bien el interés periodístico y disfrutaba de su presencia frecuente en los medios.
Nunca quiso revelar de dónde obtenía el dinero para desplazarse por el mundo, pero sí ponía sobre la mesa su auténtico deseo de ‘destapar ollas’’ y descubrir misterios y entuertos protagonizados por sonados personajes, casi siempre en medio de pasiones políticas, mafias y muerte.
Isabel y Kelly en misa
Así, en una oportunidad, en 1985, tras intentar hablar con Isabel Perón en su departamento de la calle Moreto Nº 3 a media cuadra del Museo del Prado, donde vivía entonces, se dirigió la cercana e histórica iglesia de ‘Los Jerónimos’’, a sabiendas de que la ex presidenta iba allí a misa todos los días.
Ocurrió que mientras Isabel escuchaba misa, Kelly se sentó detrás de ella, e incorporándose convenientemente le hablaba al oído en voz baja para no molestar al resto de los feligreses presentes en el oficio. Pero le hacía preguntas muy concretas e ‘insidiosas’’, según comentó ella misma después, como ‘cuando vas a contar de que vivís aquí’’, ‘cuál es tu negocio con el coronel (croata) Bogetich, o ‘tenés que contar todo sobre la Triple a’’.
El costo de amenazas y secuestro
Osadías como estas le costaron después a Kelly un secuestro en Buenos Aires, y numerosas amenazas telefónicas, según lo contó el mismo Kelly a este periodista en una de las conversaciones mantenidas en el hall del hotel donde siempre se hospedaba, sobre la Gran Vía madrileña cerca de la Plaza ‘España’’. Pero aclaraba convencido: ‘Cuando me amenazan con mis nietos me tocan el alma’’, confesó, y eso le hacía ‘parar la máquina’’ en algunas ocasiones.
Mientras tanto, su objetivo era ‘llevar a la Justicia a Isabel para que declarara sobre la Triple a y su relación con la Logia Propaganda Due de Licio Gelli’’, pero nunca lo consiguió. Eso sí, lograba ponerla muy nerviosa cada vez que lo sentía cerca.
El pedido de Isabel al cura
En aquel episodio en misa, del que fui testigo sin que haya publicado nada de ello hasta hoy, la viuda de Perón, hoy de 94 años, terminó pidiéndole al cura que sacara a Kelly del templo y el párroco mandó un colaborador, quien lo persiguió con una especie de escoba hasta que salió, ante la atónita mirada del resto de los feligreses asistentes a la celebración religiosa.
María Estela Martínez llevaba poco más de cuatro años en la capital española después de los más de cinco años detenida en Argentina tras el citado golpe del 24 de marzo de 1976.
Pasado su tiempo de ‘estrellato’’, con participación incluso en programas de televisión en Buenos Aires y numerosos viajes por el mundo ‘buscando información’’, Kelly falleció hace ya veinte años, en julio de 2005. Pero nunca recibió ninguna denuncia de la ex presidente por persecución u otros motivos. Tampoco trascendió mucho en la historia justicialista lo que pensaba Perón de Kelly, aunque el viejo líder llegó a confesarle a John W. Cooke: ‘Hay que tener cuidado con Kelly que es un gran muchacho, pero necesita que, de cuando en cuando, le tiren un poco de la cola’’.
* Ejerció el periodismo en Madrid durante varios años. Autor del libro “Perón- Frondizi, la conversación”, Emporio Ed. Córdoba.

