Por Prof. Jorge Delgado – Magister en Historia
En nuestra historia nacional hubo personajes a los que podemos considerar como arquetipos de idoneidad y probidad. En este universo resalta con creces la figura de Lisandro de la Torre (1868-1939). Su accionar político estuvo imbuido de una gran dosis de patriotismo e idealismo.
En 1890 participo activamente en la revolución que derrocó al presidente Juárez Célman, sintiéndose consustanciado con el ideario de la Unión Cívica, aunque años más tarde renunció a esta agrupación política por disidencias con Hipólito Yrigoyen, llegando a batirse en un memorable duelo.
El protagonismo de don Lisandro cobró mayor relevancia a partir de 1914 cuando fundó el Partido Demócrata Progresista. Luego como diputado nacional originó un deslumbrante debate acerca de los poderes implícitos de las convenciones constituyentes, ideas que luego fueron agregadas a las páginas de derecho constitucional.
Protagonista de un histórico debate
El momento supremo de su carrera como hombre público fue logrado como senador por la provincia de Santa Fe. Fue cuando promovió aquella memorable discusión denunciando el monopolio del comercio de las carnes por grandes frigoríficos relacionados el capital inglés en detrimento de los pequeños productores locales, favoreciendo el pecunio de funcionarios del conservadurismo.
Su voz vibrante simbolizó la salvaguardia de nuestra nacionalidad. Las palabras pronunciadas en aquel histórico debate resonaron en el Congreso: ‘Estoy solo enfrente de una coalición formidable de intereses, estoy solo enfrente de empresas capitalistas que se cuentan entre las más poderosas de la tierra, estoy solo enfrente de un gobierno cuya mediocridad en presencia del problema ganadero asombra y entristece…’’
Las balas asesinas
La respuesta contundente a estas denuncias fueron las balas asesinas que finalmente alcanzaron a su condiscípulo, el senador electo Enzo Bordabehere . de este trágico episodio, en julio de 1935, se cumplieron 90 años.
La excelencia del perfil ético-político de don Lisandro de la Torre constituye un verdadero acervo al cual hay que tenerlo presente como una verdadera lección de vida.
Su concepción social esta abrevada de verdadero humanismo. En medio de tanto pesimismo que hoy cunde en la sociedad argentina, La estampa de este político emerge e indica a las nuevas generaciones que aún es posible recuperar la esperanza considerada muchas veces como utopía.
(Bibliografía: Amaral, Edgardo. Anecdotario de Lisandro de la Torre. Bs. As., Diag. R. S. Peña, 1957).

