La Agricultura de Precisión (AP) es el conjunto de tecnologías que se aplican al trabajo en el campo como satélites, sensores, imágenes y datos geográficos, que reúnen la información necesaria para entender las variaciones del suelo y los cultivos. Gracias a estos datos los viticultores pueden tomar decisiones más eficientes sobre las plantas a fertilizar, pulverizar, regar el campo donde van a plantarse e incluso son capaces de predecir el rendimiento de la cosecha, lo que hace mucho más preciso el trabajo.

Podemos observar cómo la agricultura avanzó en la adopción de nuevas tecnologías en forma explosiva. Como resultado, se están logrando rendimientos y capacidades de producción muy superiores a las que podían esperarse hace no muchos años.

En la actualidad, la información generada por los satélites, por ejemplo, juega un rol fundamental. Sin embargo, no es la única herramienta.

La tecnología aplicada al viñedo se denomina Viticultura de Precisión y ayuda a gestionarlo de la mejor manera para producir vinos de calidad superior.

Las últimas innovaciones se integran con datos recopilados de drones, satélites, estaciones meteorológicas, etc.

Los drones son vehículos aéreos no tripulados. Se utilizan para sacar fotos, pulverizar, etc. Por ejemplo, los que se utilizan para medir la evapotranspiración de un viñedo, tienen un algoritmo que está compuesto por un conjunto de fórmulas que le determina un resultado. Por eso, la eficiencia de medición del dron depende del algoritmo empleado por el fabricante. Ahí esta la clave de cual usar.

El dron es una herramienta efectiva para mapear diferentes lotes de viñedos. Gracias a las fotos aéreas, de hecho es posible identificar las parcelas de fincas con diferentes necesidades basadas en el vigor vegetativo. 

Hay muchos datos que los agrónomos utilizan para determinar la madurez de la uva que a su vez esta ligada al suelo, vigor de la planta. Los datos de azúcares, acidez, pH, evolución de polifenoles y aromas son necesario conocer para la toma de decisiones.

Para sacar el máximo provecho de la naturaleza, uno debe saber leerlo y, en algunos casos, preverlo, pero sobre todo debe poder interpretarlo en detalle. La viticultura de precisión se ocupa no solo del macroclima, en un radio de unos 10 kilómetros en una región vitivinícola, sino también del mesoclima de un viñedo y el microclima de una planta o pequeño grupo de plantas.

Otras de las innovaciones más interesantes son las estaciones meteorológicas que hoy, con costos cada vez mas accesibles, pueden también calcular la evapotranspiración de las vides para predecir las necesidades de agua de las plantas. 

Utilizar esto en forma grupal es una práctica cada vez más usual. En Trentino, Italia, por ejemplo, hay un programa llamado Pica que integra automáticamente los datos provenientes del software de las distintas bodegas, lo que permite a los técnicos la gestión cartográfica avanzada de los datos vitivinícolas (registro de accionistas y contribuciones) y la consulta de modelos de previsión. 

Existen datos climáticos: radiación térmica, horas de luz por día, lluvia y temperaturas medias; los tipos de suelo, materia orgánica, agua en el suelo, textura y fertilidad, que se pueden estimar con estos sistemas.

En Francia hoy toda la enología gira en torno a las mediciones de los drones, con muchas empresas del rubro.

El negocio de los drones empresariales se divide entre los fabricantes de hardware (componentes físicos), que diseñan y construyen la aeronave; los desarrolladores de software, utilizados para procesar los datos recopilados, y los proveedores de servicios, que contratan pilotos y operan máquinas.

La mayoría de las compañías manejan solo una parte de la cadena y la competencia es feroz, especialmente en hardware. El mercado para empresas que dedicarán decenas de miles de euros para comprar una flota de drones y entrenar a un equipo de pilotos internos es limitado.

Además la agricultura de precisión colabora con algo fundamental: el cuidado de los recursos. Cada nueva herramienta permite que los productores utilicen menos agua o puedan aumentar el rendimiento de cada porción de su campo.

En cuanto a los costos que tiene la aplicación de esta tecnología, las empresas que hoy ofrecen estos servicios sostienen que son relativamente bajos, comparados con los costos de manejo de la agricultura tradicional. El costo se define en base a un estudio previo teniendo en cuenta por un lado las necesidades del productor y por el otro las recomendaciones técnicas del equipo técnico, compuesto por ingenieros agrónomos, pilotos especializados, etcétera.

En Argentina, y en especial en Cuyo, se usa bastante en viticultura. A tal punto que Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo en Mendoza, aprobó recientemente el dictado de la asignatura Geomática y Agricultura de Precisión, como parte de un plan de mejoras académicas y que contiene los temas esenciales de este tipo de agricultura, como el posicionamiento satelital, sistemas de información geográfica, manejo de sitios específicos y la aplicación de esta metodología a los principales cultivos de la región cuyana.

La agricultura de precisión es una herramienta ventajosa, para ahorrar insumos y ser eficientes, pero hay que tener en cuenta que hay que saber interpretar correctamente los datos que se obtienen. Y en esto estamos aprendiendo día a día para dar un uso práctico a los datos que obtenemos. Porque si no, se genera mucha información pero no se le da el uso apropiado. Todavía falta crecer mucho y lo bueno es que empresas locales lo están desarrollando.