Los productores sanjuaninos volvieron a reclamar contra la importación de vinos chilenos, y esta vez advirtieron que los volúmenes que han ingresado a través de la cordillera están cortados con agua y son de menor calidad, lo que representa una ‘competencia desleal’ para la producción local donde está prohibido. Al ‘aguarlos’ los chilenos logran reducir costos. Desde el 2013 el gobierno de Chile, a través de un nuevo decreto modificó los alcances de la Ley 18.455 de Vino Adulterado y autorizó el uso del agua hasta un porcentaje del 7%, permitiendo un 5% a través del uso del agua de lavado de equipos de molienda, disolución de aditivos y rehidratación de levaduras de fermentación; y otro 2% extra para disolución de productos enológicos.

Pese a que en Argentina esto está prohibido al vino chileno se le permite ingresar al país porque existe un tratado de ‘reciprocidad de prácticas enológicas’, al que Argentina está adherido por integrar el Grupo Mundial del Comercio del Vino. Ese acuerdo indica que se deben aceptar mutuamente las prácticas y etiquetado de cada zona. El grupo está integrado por Argentina, Australia, Canadá, Chile, Georgia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Estados Unidos.

La queja unánime del sector viñatero local -representado por las tres entidades, AVI, FVPSJ y Caprovit- es que los líderes dominantes del mercado fraccionador (Peñaflor, Fecovita y RPB) están importando vino de baja calidad y con agua -aún cuando los volúmenes que hay en el país alcanzan para abastecer el mercado- para bajar el precio de la uva en la próxima temporada.

Entre enero y junio entraron 559.169 hectolitros de vino chileno, el 13,3% de todo lo comercializado en el mercado interno en el mismo lapso (ver infografía). Del total de vino importado, el 38% -214.242 hectolitros- entró a San Juan y se encuentra bajo marcas como Uvita, Termidor y Toro Viejo, entre otros. El problema es que al ingresar más volumen se llegará a la próxima cosecha con mayor stock vínico, y por lo tanto, la uva no subirá su valor por exceso de oferta. El mismo reclamo existe entre los productores chilenos que acusaron a los grupos dominantes de aquel país de promover el agregado de agua al vino para deprimir el precio de la uva. Incluso dicen que de 1.300 millones de litros que vende Chile, sólo produce uva para 940 millones de litros, ‘fabricando’ el resto con el agregado de agua y de uva para consumo en fresco (ver recuadro).

Otro aspecto que advirtió Eduardo Garces, titular de la Federación Viñatera; es la duda que existe en el sector sobre lo controles que hace el Instituto Nacional de Vitivinicultura del porcentaje de agua que tiene el vino de procedencia chilena. ‘’El órgano de contralor debe estar con los ojos más abiertos porque algunas entidades mendocinas dicen que han detectado más porcentaje de agua en el vino chileno’’, dijo. Las autoridades del INV se negaron a responder la consulta de DIARIO de CUYO sobre el tema del agua y sobre los controles que se hacen sobre el mismo.

‘’Estos son los resultados de permitir la importación de vinos de otros países. No es necesario importar y si se hace, que se comercialice vino con las mismas condiciones’’, dijo el productor José Molina, titular de Caprovit. ‘’Me disgusta la importación aunque fuera de la misma calidad, pero peor aún si el vino que entra de Chile tiene agua significa que es más barato, y allá no tienen los costos internos de acá. Estamos en desigualdad de condiciones extrema’, agregó Juan José Ramos, desde AVI.
 

Vía libre: los camiones trayendo vino a granel chileno se han vuelto familiares este año. Desde CAME se advirtió que cada litro de vino que ingresa para consumo interno, es un litro menos que el productor local comercializa en el mercado.

Viñateros chilenos también se lamentan


Publicaciones de diarios chilenos de la región chilena El Maule (que limita con Mendoza) mostraron su preocupación porque hace 10 años que el costo de la uva no ha pasado de 100 chilenos el kilo ($2,70), costo que aseguran no cubre sus elaboraciones.

Jenny Llanos, coordinadora de la Coalición Nacional de Viñateros, culpó a firmas dominantes del mercado (San Pedro, Concha y Toro y Santa Rita) de impulsar la legalización de agregar agua al vino en 2013 ‘a espaldas de los viñateros para aumentar los caldos en forma artificial y fijar al productor un precio que no cubre los costos de elaboración’’. En la entidad indican que Chile, entre exportación y consumo interno vende unos 1300 millones de litros pero solo produce 940 millones, el resto son agua y uva de mesa.