Patricia Ortiz, directora de Bodegas de Argentina, afirmó este martes que los cambios dispuestos por el gobierno de Javier Milei en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) eran algo que el sector esperaba desde hace tiempo y que hay expectativas de una “desburocratización” que reduzca costos para las empresas.

“Veníamos reclamando que hay que reformular las funciones del INV, modernizarlo, sobre todo porque es demasiado burocrático. Era norma tras norma, que al final nos enredaba, no sabíamos qué teníamos que hacer ni presentar, y perdíamos más tiempo resolviendo estos temas que produciendo vinos de calidad o buscando mercados”, explicó en el programa Días Distintos de Radio Nihuil.

“En las bodegas tenemos que tener una persona solo para hacer trámites en el INV”, añadió, y respaldó durante la entrevista los cambios dispuestos por el Ministerio de Economía, a cargo de Luis Caputo, que convirtió al INV en una “unidad organizativa”. El argumento central del gobierno nacional fue que el organismo generaba una “excesiva fiscalización”.

Ortiz señaló algunos de los trámites que considera excesivamente burocráticos: “Tenemos controles de todo tipo: la registración de las etiquetas, un montón de normas políticas como inicio de cosecha, fin de cosecha, grado de alcohol, liberación de los vinos, si la cosecha iba a ser mecánica o manual, control de inventarios, todo ese tipo de controles, la verdad que llevaban mucho tiempo y suman nada al producto terminado”.

La queja, fundamentalmente, está en el laberinto de controles previos a tener el producto terminado.

Ortiz, quien también es CEO de Fincas Patagónicas, destacó la importancia del INV a nivel internacional y sostuvo que es necesario que continúe operando. Lo mismo opina el gobierno nacional que no lo disolvió sino que le quitó su carácter autárquico para transformarlo en una unidad organizativa bajo la órbita de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, con sede en la Avenida Paseo Colón 982, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“La certificación que se hace en los productores es analítica y creemos que esa es una de las funciones que debe mantener el INV. Por ejemplo, debe certificar que cuando se vende un Malbec de cierta zona, ese vino realmente proviene de esa zona y que cumple con las normas de inocuidad”, explicó.

“Hoy el INV tiene un reconocimiento internacional que es importante, con lo cual nosotros no queremos que desaparezca. Nos parece muy importante, pero sí debe haber una reingeniería de lo que hoy está haciendo”, completó.

Sobre estas certificaciones que seguirá realizando el INV, que pasarán a ser voluntarios de ahora en más, explicó que “el vino, como todo producto alimenticio, se tendría que controlar en la góndola y en el caso de la exportación en su salida, pero siempre cuando el producto está terminado”.

“Se pueden realizar controles de forma aleatoria y ver que las declaraciones juradas no estén falsificadas o que no estén alteradas”, dijo.

“El mayor control que tenemos nosotros es el consumidor, porque es el más exigente de todos y tratamos de hacer el mejor vino porque queremos vender una segunda botella”, agregó.

Cambios en el INV 

El gobierno nacional confirmó el lunes cambios en siete organismos clave del sector agroindustrial, entre ellos el INV, por “exceso de fiscalización”, junto con el INTA, el INTI y otros.

El INV pasará a ser una “unidad organizativa” dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, manteniendo su nombre. Actualmente, la institución cuenta con 459 empleados en su sede central en Mendoza y delegaciones en distintos puntos del país, con un presupuesto anual de $12.120 millones.

 

Fuente:Diario Uno