No pudo ser. Ese madrugón de los mendocinos fue un golpe del que nunca pudo reponerse el bravo seleccionado de la Liga Albardón-Angaco. Es que a los 38 segundos de la final en Campo Afuera, el ataque profundo de la Liga de Alvear terminó en ese centro de la muerte que conectó Ramiro Rearte para enmudecer a todo el estadio y para proponer otra final en la misma final de la Copa País. Y es que para los albardoneros, todo se complicó casi desde el vestuario. Intentó despertarse, se sacudió con la nobleza de siempre, pero no alcanzó. La final regional de la Copa País se terminó yendo al sur mendocino, con el triunfo final por 1-0 de la Liga de Alvear. Sin consuelo para un seleccionado de Albardón que dejó todo, que puso todo pero que no supo resolverlo.
Con el viento Sur de protagonista, en el mismo arranque los mendocinos iban a sacar su ventaja final. Atacaron por la derecha, cruzaron la pelota a la izquierda y Rearte no perdonó a Troncoso para poner el 1-0 en el amanecer de la final. Un golpe bajo para los albardoneros. Es que la presión de ir perdiendo de entrada, le sacó claridad. No pesó Gastón Díaz en la creación, Beto Malla perdió en el medio con los volantes de Alvear y los de arriba, se quedaron sin abastecimiento. Así, en todo el primer tiempo Albardón fue más ganas que fútbol y con eso, le facilitó todo al equipo visitante que se respaldó en sus centrales, Romero y Páez, para sostener su ventaja. En el complemento, Albardón volvió más lúcido. Con Toti Pérez generó las primeras peligrosas de verdad. A los 18′ el arquero Barroso se lució ante Pérez, anticipando que sería clave para la victoria final. Con el tiempo en contra, Albardón intentó la heróica con la fuerza de Castillo y de Artazo desde el fondo pero le faltó la lucidez como para concretarlo. Puso todo lo que tenía el técnico Molina pero la final terminó castigando a un Albardón que quedó sin consuelo.
UN MIERCOLES HISTORICO
>La fiesta que no fue y el respeto al rival
Los partidos se ganan o se pierden. Es parte del juego y pese a la derrota ante la Liga de Alvear en la final regional de la Copa País, Albardón demostró que aún se puede creer y en tiempos de violencia extrema y de intolerancia total, este miércoles en el Polideportivo de Campo Afuera dejó en claro que hay que saber perder.
Con casi mil personas que desafiaron un miércoles laboral y un viento Sur que corría a más de uno, el Polideportivo mostró el colorido que una final merecía. La Platea Oeste completa sirvió de testimonio del apoyo incondicional de todos los clubes afiliados a la Liga albardonera que llegaron con sus inferiores y vestidos con sus camisetas para alentar a su seleccionado. Sintieron el impacto del gol tempranero porque el aliento nunca fue del todo sustentable y recién en el tramo final, se despertaron. No alcanzó para al menos el empate y lo que vino después fue demostrar el respeto por un legítimo ganador como Alvear. Un equipo que recibió el aplauso de todo Albardón y que antes ya había visto la calidad humana de todo el departamento. Es que la delegación mendocina llegó a San Juan pasadas las 10 de la mañana y luego del desayuno, fueron agasajados en la sede de la liga en el almuerzo. Una camaradería que quedó plasmada en la muy buena relación entre las dirigencias que compartieron durante la final en el extremo Sur del estadio. Pasó la final y Albardón se quedó con las ganas de dar otro paso en la Copa País. Le tocó perder pero afuera de la cancha ganó mucho más.

