Los jueces, fiscales y abogados de mayor trayectoria en los tribunales locales, aseguran que la aplicación de la figura es inédita en San Juan. Consiste en agravar la pena (en un tercio, tanto el mínimo como el máximo) al imputado de haber cometido un delito con la ‘intervención’ de un menor de 18 años (niño o adolescente), es decir, agravar su castigo por usar al menor como cosa o instrumento y no como ‘partícipe’, o sea, ejerciendo alguna actividad en la maniobra delictiva, situación mucho más presente en numerosos fallos. El agravante está contemplado en el artículo 41 quater del Código Penal y lo aplicaron ayer el fiscal, Miguel Gay, con el ayudante fiscal, José Luis Salinas Molina (UFI de Delitos Contra la Propiedad), en un caso resonante: el de la mujer con múltiples condenas por robo agravado y otros delitos que, el 20 de junio pasado, violó el castigo efectivo de 2 meses a cumplir en su casa por hurtar con su pareja 6 pares de ojotas, y salió con su pequeña hija (una beba que recién empieza a caminar) para utilizarla en otro golpe a un comercio, la sustracción de una máquina de soldar en una ferretería de Capital.
‘Solo pido perdón, nada más’, dijo Jésica Estela Alvarez (39), secándose las lágrimas, cuando el juez Federico Rodríguez le preguntó si tenía algo para decir sobre esas imágenes de video que la mostraban paseándose por el salón de ventas de la ferretería, mientras su pareja, Manuel Miguel Carrión (47) distraía a un empleado preguntándole precios y otros detalles para el supuesto arreglo de una cañería en su casa. En la secuencia, se pudo ver a la mujer con la nena en brazos o dejándola en el piso, hasta acercarse hasta donde estaba la pequeña soldadora, guardarla en una mochila y taparla con la manta de la nena, a la que también cargó en sus brazos y paseó con ella unos instantes más antes de huir del local.
Un año de prisión efectiva le impuso el juez del caso, Federico Rodríguez, por cometer ese hurto agravado por la intervención o el uso de un menor, pena que le unificó en 1 año y 2 meses por la suma del castigo anterior (ahora a cumplir en la cárcel) por haber hurtado las ojotas en un comercio de Pocito.
Carrión tenía un pedido de captura por la sustracción de ese calzado y recién fue detenido el último miércoles, junto con Alvarez, en la casa de la mujer en el barrio Valle Grande, Rawson. Y como también fue cómplice en el hurto de la soldadora, a través del abogado que los defendió, Mauricio Portell, aceptó su autoría y la pena acordada en el juicio abreviado: 1 año y 6 meses a cumplir en el Penal de Chimbas. Carrión registraba también al menos dos condenas previas, incluida una de 4 años por un caso de drogas.
