- ESPECIAL DÍA DEL NIÑO
Todos los niños desde temprana edad desean experimentar con su cuerpo: sentir, tocar, oler y les encanta estar en contacto con la naturaleza, es por eso, que tener un pequeño jardín o biohuerto en casa, donde los niños puedan colaborar, resulta una oportunidad maravillosa para adquirir aprendizajes y desarrollar destrezas variadas. El jardín no es siempre un lugar de disfrute exclusivo para los mayores, los pequeños de la casa también pueden participar de las posibilidades que implica el mundo de la jardinería, además de colaborar en el trabajo que supone el mantenimiento de este espacio. Es fundamental tener en cuenta que pueden hacerlo bajo la vigilancia de un adulto ya que no todo pueden realizar, pero sí pueden tomar parte en otras labores como, en la recogida de las hojas de los árboles, la siembra de algunas plantas o el riego del césped. Las tareas deben ser sencillas, que no requieren demasiado esfuerzo, ni tiempo de espera.
A partir de los dos años de edad, los niños ya están capacitados para ayudar en tareas sencillas como regar las plantas con una regadera. Otra labor que les entretiene es eliminar las malas hierbas, siempre con un adulto a su lado. Con dos o tres años más, empiezan a sembrar semillas. Son preferibles las sembradas en maceta, como la caléndula o la capuchina. Para calmar su impaciencia se puede optar por semillas de plantas de desarrollo rápido. Es el caso de las alubias o las lentejas. También son muy apropiadas las de girasoles, dado su gran tamaño y vistosidad. En cuanto a los niños mayores pueden organizar otro tipo de tareas un poco más grandes, tales como: hacer una huerta en jardineras, plantar semillas de flores o aromáticas.
-Peligros ocultos
En cuanto a empleo de herramientas, lo más adecuado para evitar peligrosos accidentes es comprar utensilios inofensivos, como palas, cubos, regadera y rastrillos de plástico. Sin elementos punzantes o cortantes. En ningún caso se debe encomendar a los niños el uso y manipulación de segadoras o tijeras. También se les debe mantener alejados de productos peligrosos como abonos, fertilizantes o herbicidas.
En el caso de los niños, sobre todo si son de corta edad, la seguridad es el objetivo principal. Además del daño que pueden ocasionar las plantas con espinas, púas y hojas cortantes, como los rosales o los cactus, muchos vegetales de balcón, maceta o jardín son tóxicos y, por lo tanto, entrañan un peligro más grave para los pequeños.
-Plantas peligrosas para los pequeños
Algunas especies ocasionan envenenamiento por ingestión o por un simple roce. Las consecuencias van desde simples irritaciones de la piel o mucosidad hasta ahogos, calambres, diarrea y, en casos extremos, la muerte. Además de las características de la planta, la gravedad de los efectos tóxicos varía en función de la edad, el peso y la sensibilidad del niño. El acebo y el muérdago contienen sustancias en sus hojas y bayas, como la ilexantina, el ácido iléxico o las viscotoxinas que provocan daños internos al organismo en caso de consumirse. También son muy tóxicas las hojas y los frutos de la hiedra, que pueden provocar vómitos y diarreas, sobre todo en niños pequeños. No obstante, una de las plantas más peligrosas para los pequeños es el tejo común o Taxus baccata (conífera). Las hojas, semillas y corteza de esta especie vegetal contienen taxina, una mezcla compleja de alcaloides, que puede llegar a ser letal en caso de ingestión.
-Los beneficios de hacer jardinería en la infancia
Ya sea plantar unas cuantas flores en la terraza o cultivar un pequeño huerto en el jardín, resultará muy positivo para los pequeños. La educación y estimulación de los niños es un reto para los padres desde sus primeros días de vida. A lo largo de su infancia deberán desarrollar ciertas competencias, habilidades y conocimientos que les serán de gran ayuda en la vida adulta. Esto pasa por explorar el mundo a través de sus curiosos ojos, aprender nuevas habilidades y absorber como esponjas tantos conocimientos como sea posible.
1- Conocimiento de matemáticas y ciencia. El niño tendrá que practicar nociones de matemáticas y ciencia para saber cuántas plantas plantar, cada cuánto tiempo regarlas, la cantidad de agua que necesitan o cuándo toca recolectar.
2- Desarrolla la paciencia. La jardinería no es una práctica precisamente rápida, sino que requiere tiempo y paciencia. Así como ser cuidadosos y prestar atención a cada pequeño avance.
3- Desarrollo de la motricidad fina. La coordinación de sus manos y sus ojos, plantar plantas en los huecos de la tierra o macetas, manejar herramientas como palas, rastrillos y la regadera, así como seleccionar cada fruto o flor a recolectar. Con todo, el pequeño mejorará su motricidad fina.
4- Desarrollo sensorial. La práctica de la jardinería desarrollará sus sentidos. El tacto con el contacto con la tierra y las diferentes texturas de las plantas. El gusto al poder saborear algunas frutas y verduras. El olfato al oler las flores y plantas. El oído al deleitarse con los sonidos de la naturaleza, como los pájaros. Y la vista al apreciar la belleza y los colores de su huerto.
5- Mejor relación con la comida. La aversión de los niños hacia algunas frutas y verduras es de lo más común. Si cultivan ellos mismos determinados vegetales, se incrementará su vínculo por el proceso y la ilusión por probar el resultado de sus esfuerzos.
6- Mejora la independencia y confianza. Poco a poco el niño aprenderá que sus esfuerzos tienen recompensa y su satisfacción, seguridad y confianza aumentarán conforme vea sus progresos. Con ello, será más independiente, extrapolando estas cualidades a otros ámbitos de su día a día.
7- Reduce el estrés. Practicar jardinería resulta relajante para personas de cualquier edad. De este modo, resulta excelente para reducir el estrés de los niños, que pasen un rato entretenidos y gastando su aparentemente inagotable energía en una actividad tranquila.
8- Tiempo de calidad en familia. Vuestra relación y vínculo se estrechará pasando tiempo de calidad en familia mientras cultiváis vuestro huerto o plantas. Mientras tanto, podéis conversar e incluso hacer juegos como “veo, veo”. También aprenderá el valor del trabajo en equipo y la importancia de dejarse ayudar cuando no puede hacer algo por sí solo.

