Radicado en la ciudad de Oudenaarde, ciudad del municipio de Maarkendal, la zona más ciclista de Bélgica, país que es potencia en el ciclismo mundial, el joven ciclista sanjuanino Ramiro Videla todos los días pedalea por las rutas flamencas con la idea de lograr un espacio en el duro y ámbito europeo.
Acompañado de otros promisorios pedalistas argentinos, quien es sobrino de Javier Páez, uno de los más destacados ciclistas sanjuaninos de principios de siglo, transita su propio camino en un deporte que trae en la sangre. Ramiro es la tercera generación de una familia relacionada con la actividad desde su bisabuelo materno, Fermín socio fundador del Pedal Club Olimpia, quien disfrutó acompañando en las carreras a su hijo Héctor y su nieto Javier.
El pibe que fue habitual integrante de los seleccionados argentinos de categorías juveniles, está viviendo su segundo año en el país de Eddy Merck, el mejor ciclista de la historia. El año pasado estuvo solo con su compañero en las pruebas de pista y amigo personal, Agustín Ferrari. Este año se sumaron a ellos Octavio Salmon y Abril Garzón. “Este año alquilamos una casa que tiene tres dormitorios y dos baños”, contó ayer luego de terminar su práctica.
Apenas llegó, hace un par de semanas, junto a Ferrari participó de los “Tres días de Gent”, tradicional competencia de pista. “Allí corrimos las pruebas del área de fondo, vueltas a los puntos, eliminación y madison”. En estas reuniones en velódromo. Ramiro y sus socios de experiencia, representan seleccionado nacional albiceleste.
Oudenaarde es una ciudad que tiene aproximadamente 31.000 habitantes que se encuentra 30 kilómetros al sur de Gante, es la zonda donde se encuentran las rutas con mayores desniveles de Bélgica. “Acá no hay montañas altas, pero si muchos desniveles. Las rutas por las que entrenamos son bastante exigentes”, agregó el pibe sanjuanino.
Más allá de sus participaciones en pruebas de pista (“tenemos pensado correr en los Seis días de Florencia, una de las reuniones donde asisten los mejores pisteros del mundo”) Ramiro y sus compañeros tienen actividad todas las semanas porque se inscriben en carreras denominadas ‘kermeses’. “Es tanta la pasión por el ciclismo aquí que hay dos calendarios, uno interclubes en la que participan todos los equipos; y otras esas donde nos inscribimos nosotros que son abiertas”, explicó. “Presentamos la autorización de la Selección Argentina, pagamos la inscripción y corremos”, agregó el pedalista.
Y, como la necesidad tiene cara de hereje, Ramiro y Agustín aprendieron el año pasado a compartir las actividades que demanda mantener una casa. ‘”Ahora es más fácil, tuvimos que aprender a cocinar a la fuerza sino no comíamos (risas), también a lavarnos la ropa y limpiar la casa”, comentó.
Con respecto a los aspectos referidos a la salud, teniendo en cuenta que en este deporte las lesiones son moneda corriente, Ramiro contó que todos abonan un seguro. “Si nos enfermamos o tenemos alguna lesión vamos al hospital, presentamos el comprobante de pago y nos atienden, en eso acá están muy bien organizados”.
Finalmente, Ramiro, expresó el deseo que comparten en Bélgica. ‘La idea es poder integrarnos a algún equipo de acá, por eso dejamos el 100 por ciento y un poco más en cada entrenamiento diario porque sabemos el esfuerzo que hacen nuestras familias para apoyarnos en nuestro sueño’.

