Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia entregaron, la semana pasada, simbólicamente, su última arma. Con esto finalizó un conflicto armado de más de 50 años con la guerrilla más antigua de América latina. Pero, lo que tendría que haber sido una fiesta para el pueblo colombiano no se vivió como tal. La última encuesta Gallup determinó que a pesar de este importante logro el grado de pesimismo de los colombianos alcanzó niveles récord. Hay varios motivos: 1- La ciudadanía no está dispuesta a conceder altos niveles de impunidad a miembros de las FARC a cambio de dejar las armas, base del acuerdo con el presidente Juan Manuel Santos. 2- Al acuerdo se lo ve como una regresión tras 8 años de un gobierno de mano dura a cargo de Álvaro Uribe, en el que la guerrilla fue fuertemente golpeada. 3- La incapacidad de Santos para promocionar el proceso de paz fue aprovechada por Uribe para decirle a los colombianos que el acuerdo facilitará el camino de Colombia hacia el "castrochavismo'' como en Venezuela.


Todos estos motivos sumados a la indiferencia que hay en la gente que vive en las ciudades, es lo que impidió el ambiente festivo que se preveía.