En la tortuosa historia política de la Argentina puede considerarse un logro terminar un período democrático y más si se trata de un mandato como el de Mauricio Macri que rompió con la sucesión peronista de las últimas décadas. Por eso es saludable en la vida republicana que este mandatario se haya dirigido a la ciudadanía para hacer un resumen de su gestión, como lo hizo el jueves último por la cadena nacional y por primera y última vez.


La rendición de cuentas tuvo definiciones destacadas sobre el ordenamiento y las obras básicas efectuadas, pero también una autocrítica que era de esperar: "No me voy satisfecho con el crecimiento, ni la lucha contra la pobreza...", expresó, al reconocer la fragilidad de un accionar que desembocó en una crisis de la que no se pudo recuperar, y lo admitió. De todas maneras afirmó que una parte de las reformas estructurales para ordenar la economía ya está hecha y el próximo Gobierno tendrá el camino despejado para alcanzar el crecimiento.


El mensaje califica de cimientos importantes haber aumentando las reservas, lograr superávit comercial, equilibrio fiscal, disponer de un dólar competitivo, alcanzar los recursos energéticos para evitar la dependencia foránea y un Estado con menos gastos y mayor eficiencia, con información pública y estadísticas confiables, y con más tecnología y ejecución. Precisamente la transparencia debe señalarse como un logro en general, aunque queden impericias residuales como en todo gobierno.


En cuanto a la protección social, verdadero talón de Aquiles de este Gobierno, Macri insistió en que su esfuerzo significó una política de Estado para que los planes sean puentes hacia el empleo y que cada familia no dependa de intermediarios ni del clientelismo, pero es una verdad a medias. Si aumentaron los planes sociales sin dudas es porque no hubo demanda laboral por el estancamiento económico y el asistencialismo que debía ser temporario aumentó y se volvió crónico en estos cuatros años.


En otro aspecto de la gestión se deben destacar los niveles alcanzados en materia de seguridad, en la lucha contra el delito y la implacable persecución al narcotráfico gracias al profesionalismo y el fortalecimiento de las fuerzas federales. Las incautaciones de droga son récords históricos.


Finalmente los medios independientes debemos reconocer la total libertad de expresión que hubo en el gobierno que termina. Tanto Mauricio Macri como todos los funcionarios aceptaron entrevistas, preguntas y repreguntas, aunque fueran incómodas, y la publicidad oficial no sirvió como premio y castigo para doblegar a la prensa.