Los problemas de accesibilidad en diferentes ámbitos de la vida diaria son los que hacen que mucha gente, entre discapacitados, ancianos, mujeres embarazadas y personas obesas no puedan integrarse al medio en una forma efectiva. Se trata de una situación que si bien se plantea desde hace mucho tiempo no ha sido resuelta en los términos esperados según el testimonio de los propios afectados, quienes reconocen que en ciertos sectores hubo algunos avances pero no los suficientes como para lograr la anhelada integración al resto de la sociedad. El resultado se traduce en un gran sector de la comunidad que se encuentra relegado al no poder salir a realizar ningún tipo de trámite o gestión, que termina confinado al no tener la posibilidad de viajar en el transporte público, acceder a determinados edificios, transitar por las veredas que están en mal estado, y no tener señales sonoras -en el caso de los ciegos- para guiarse en medio de las ciudades o villas cabeceras de los departamentos. 


El transporte público de pasajeros es el primero de la lista sin la accesibilidad apropiada, ya que se ha comprobado lo difícil que resulta para una persona con discapacidad o a un anciano subir a un colectivo. Las unidades o micros son tan altas al haber conservado muchas de las características originarias de los vehículos de carga y no de un medio que debería ser más confortable.


El nuevo sistema de transporte que se prevé habilitar en unos meses más, bajo la denominación de Red Tulum, debería contemplar esta situación haciendo que las unidades sean más bajas, reduciendo el tamaño de los escalones de acceso o diseñando plataformas de ascenso y descenso con un nivel más acorde. Cabe destacar que hay empresas que poseen colectivos con acceso especial para sillas de ruedas, pero estos son muy pocos y sus frecuencias muy amplias. 


Otro de los problemas de accesibilidad que afecta la libre circulación es el estado de las veredas. Hay tramos en tan mal estado en todo el Gran San Juan y zonas aledañas que los sectores antes indicados encuentran serias dificultades para circular. 


Oficinas ubicadas en la planta alta a las que se puede acceder sólo por escaleras, al no tener ascensor; rampas que no respetan el 8 al 10% de pendiente, superando el 15% que las hace inapropiadas para el usuario de una silla de ruedas, semáforos sin señal acústica para disminuidos visuales y rampas realizadas con ángulos rectos que las hacen muy peligrosas son otras de las barreras que dificultan la accesibilidad. Un tema en el que se deberá seguir trabajando considerando que la accesibilidad al hábitat y la libre circulación son derechos constitucionales que hay que preservar.