El 1 de enero de 1959 Cuba entró en la historia de los golpes de Estado, cuando Fidel Castro ingresó a La Habana para tomar el poder por medio de la guerrilla que derrocó al gobierno de Fulgencio Batista con promesas políticas, económicas y sociales para desarrollar la isla que nunca se concretaron. El tercer presidente en este lapso de seis décadas, Miguel Díaz-Canel habló de festejo, pero el mundo se pregunta si el país caribeño tiene logros para festejar.


Es que el legado histórico de la Revolución Cubana se ha desgastado política y económicamente con varias generaciones frustradas por el fracaso del comunismo. Es más, todo apunta a que esta revolución se va a extinguir por su propio peso, primero porque la juventud isleña está cansada de promesas y descree de la propaganda interna y, en segundo lugar, porque Cuba está cada vez más aislada.


No obstante, los seguidores ideológicos de esta revolución que inspiró a la mayoría de los movimientos de izquierda del continente, destacan los éxitos cubanos en materia de educación y salud, aunque son más que nada propagandísticos del régimen para responder a sus críticos. La realidad de este balance es el desastroso manejo de la economía y la falta de libertades civiles con cárceles abarrotadas de presos políticos.


El joven presidente Díaz-Canel sostiene que este año será un desafío para impulsar el desarrollo de la isla, cuya economía creció apenas 1,2% en 2018, muy por debajo del 5% que requiere el país, otrora principal productor de azúcar del mundo, que debió importar de Francia este producto en los últimos meses. La escasez de alimentos es cada vez mayor a pesar de los 2.000 millones de dólares destinados a importar insumos básicos como huevos y harina.


El llamado "modelo de bienestar+, una imagen exportada por el castrismo durante décadas, nunca fue real y el derrumbe económico fue total al perderse los subsidios soviéticos y de los países de Europa del Este. La última dádiva petrolera del chavismo se extingue con la llegada de Nicolás Maduro al gobierno venezolano, simplemente porque no hay más crudo para regalar.


El 24 de febrero próximo Cuba modificará su Constitución para actualizar el modelo económico, reconociendo el papel del mercado, la propiedad privada y la inversión extranjera, pero reafirmará el rumbo del destino comunista de su sociedad y el partido político único. Mientras tanto La Habana seguirá culpando al bloqueo norteamericano por los fracasos de la revolución.