Los inventó un japonés hace 22 años y se convirtieron en lenguaje universal. Shigetaka Kurita tenía 25 años en 1998 cuando creó los emojis –esas caritas sonrientes o tristes que aparecen como opción de escritura al momento de tipear un mensaje– mientras trabajaba apurado en un pedido para una empresa de telefonía móvil. La posibilidad de expresar en un solo dibujo digital toda una idea, pensamiento, ironía o remate de un diálogo fue, de alguna manera, innovador para la comunicación. En 2010, los emoticones fueron estandarizados como código de uso frecuente en computadoras, tablets y celulares. Y ahora la Real Academia Española (RAE), que regula las reglas de la gramática y ortografía en español, tiene algo para decir sobre este lenguaje visual.

“Los emojis, ¿van antes o después del punto?”, lanzó la duda la RAE en su cuenta de Twitter, desde la que suele responder dudas gramaticales de los usuarios o hacer aclaraciones lingüísticas por su propia iniciativa, como en este caso.

“Si un emoji afecta a todo un mensaje, se recomienda escribirlo después del punto”, señala. Y da a modo de ejemplo una frase en la que el emoticón aparece después del punto: “Hola a todos. ��”.

En cambio, especifica, si el emoji “solo afecta a la última parte o equivale a una palabra, irá antes”. Y en el ejemplo, el emoticón está en lugar de la palabra escrita: “Eres un ��”.

No es la primera vez que la RAE despeja dudas gramaticales respecto del uso de estos simbolitos. Con anterioridad un usuario había preguntado si se podía usar indistintamente la palabra “emoticono” (por estas latitudes, se usa “emoticón”) tanto para el dibujito de la carita como para la carita formada por los caracteres del teclado. O sea: "��" o ":)".

La institución española aclaró que aunque se usen como sinónimos, “en rigor son cosas distintas”: “El emoji es una pequeña imagen o icono digital que representa una emoción, objeto, idea, etc., y el emoticono se forma con los signos del teclado del ordenador”.