El lunes 6 de julio Agustina Ramírez pedaleaba en Las Grutas para encontrarse con un grupo de amigos que salen a surfear cada vez que hay buenas olas, cuando a la altura de la primera bajada observó a un grupo de delfines... que surfeaban en este paraíso de la costa rionegrina al norte de la Patagonia.

La marea estaba empezando a bajar y estarían a unos 100 metros de la orilla. No perdió el tiempo: era la tercera vez que presenciaba una escena similar, pero hasta ese momento no había podido fotografiarla. Sacó la cámara de la mochila y obtuvo las espectaculares imágenes que ves en esta nota.

De 26 años, llegó a Río Negro desde Buenos Aires para estudiar Biología Marina en la Universidad Nacional del Comahue en San Antonio Oeste.

Le faltan cuatro finales y la tesis: el eje será el comportamiento y uso de hábitats de los delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) que fotografió surfeando.

¿Cómo recuerda el momento? "Estaba parada en el acantilado porque desde ahí las olas se veían mejor cuando veo las aletas. Y de la nada tenía a un grupo de delfines barrenando", relata Agustina.

"Primero eran dos, después cinco, era como que se me venían de frente. Después aparecieron tres lobos marinos en la misma ola.... fue una locura de 90 segundos. Yo no podía creerlo, sacaba las fotos dando saltitos", agrega.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Es hermoso verlos así, en libertad. Pero mira las últimas dos fotos. Ayer encontraron el cadáver mutilado de un delfín nariz de botella, llegó con la marea a la costa, en la zona de La Rinconada. Lo único que se sabe es que es un corte limpio, en la zona de la aleta caudal (cola), y que se trataba de un macho adulto. No se pudieron recuperar los restos para hacer una necropsia porque el mar volvió a llevárselo. Podemos tener muchas hipótesis de qué es lo que ocurrió. Yo quiero creer que quedó enganchado en algun espinel, murió ahogado y cortaron su cola para desprenderlo. O llegó muerto a costa y alguien quiso llevarse su cola de recuerdo, por que sí, también cabe esa posibilidad. Herida de hélice no es, definitivamente. Lo único real acá es que no sabemos nada más que un ejemplar de tursiops truncatus de la población de la Bahía San Antonio apareció en la costa, mutilado. Toda la indignación que nos cause es completamente válida, porque el delfín es una especie emblema, sumamente carismática, y al verla así en este estado a todos nos genera algo. Sentimos crueldad, bronca, nos angustia. Muerte producto de una pesquería o de una maldad humana, es una muerte al fin, de una especie importante en estas aguas. Me entra la duda si algun día reaccionamos de la misma manera por la muerte injustificada de tantas otras especies que no solo abarcan el mundo marino. Me incluyo dentro de esta hipocresía en la que nos llenamos de bronca por un delfin mutilado pero miles de toneladas de peces en descarte nos dan igual, la cría en hacinamiento de animales de granja nos da igual. Y no exagero acá, si bien es un tema sensible, son dos caras de la misma moneda. Sigo viendo a los delfines desde costa y sorprendiendome al poder tomar una foto mientras barrenan olas. Me duele ver un animal muerto y mutilado. Me molesta leer opiniones sin conocer todos los hechos, cuando nadie sabe en concreto qué es lo que ocurrió y no podemos hablar por hablar. Comentarios de que fueron los chinos ya es el colmo. Un ejemplar muerto en costa con su cola mutilada en un corte limpio, todo lo que se sabe. Las fotos 3 y 4 son de Jorge Durán. Las primeras dos, del lunes.

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Entre las imágenes que tomó que circularon en las redes en los últimos días, hay una que en verdad hizo en el 2016, cuando se embarcó en el golfo San Matías como pasante y fotógrafa acompañando a Nadia Curcio, que estudió los grupos de delfines allí.

En este caso, se trata de dos delfines comunes (Delphinus delphis).