Cálidos, simpáticos y además talentosos. El sanjuanino Guillermo González Sevilla actuará junto a su esposa, Lucía Piccini, coincidiendo por primera vez en roles protagónicos. Ella es uruguaya, son pareja hace 6 años y se conocieron bailando, su gran pasión. Ambos integran el SODRE, el ballet oficial de Uruguay que dirige Julio Bocca, donde él es solista. Ellos serán el barbero Basilio y la bella Kitri en Don Quijote, la versión netamente local de este clásico del repertorio que subirá a escena del Teatro del Bicentenario el 10, 11 y 12 de agosto, con la producción de la Red Integral Privada Educativa (RIPE), que contará con 90 bailarines sanjuaninos.


"Hoy me levanté y me dolía la panza, ayer también. Aunque ahora mismo no siento ninguna presión, sino alegría... ansiedad por bailar". Con emociones encontradas, así vive este estreno Guillermo, hijo y sobrino de bailarinas, nieto de la recordada maestra, Nebita Alladio, fundadora del Estudio Pavlova. Justamente entre esas paredes, donde dio sus primeros pasos en la danza, Guillermo recibió a DIARIO DE CUYO. "Estamos como de gira, no es lo mismo que cuando venimos de visita, te tenés que cuidar más, hasta en qué comés", cuenta el bailarín recién llegado de Montevideo donde vive junto a Lucía y su pequeño hijo Juan Manuel.


"Es un desafío porque nunca hice de Basilio, porque me considero a mí mismo como un bailarín de roles más románticos, como Giselle, El lago de los Cisnes. Pero en Montevideo también estuve haciendo personajes de malo y como Basilio no es un príncipe bonachón sino medio terrible, picarón... me encantó en verdad. Me identifiqué con él al final, payaso, picarón", dice sonriendo el artista que relata que junto a Lucía ensayaron a contraturno del trabajo en la compañía y además haciendo equilibrio para cumplir también con el rol de padres.


"Esto es un sueño. Es algo que nunca hicimos. Habíamos bailado juntos en la coreografía de una compañera y fue divino, pero siempre quisimos bailar un ballet, este es el momento y la oportunidad. Además a los dos nos gusta Quijote porque es una obra muy alegre, muy para arriba".


Guillermo confiesa, no obstante, que debió trabajar para dejar la presión de lado. "Yo siento como si viniera a bailarle a mi familia. En un momento dije 'no tengo que estar tan nervioso, me va a ver mucha gente que me quiere'. En un momento teníamos muchos nervios y dijimos 'no podemos, no podemos...' y hablamos con nuestros padres y ellos nos dijeron 'no se preocupen que van a poder'", contó el sanjuanino, que asegura que nunca se olvida de su abuela Nebita. "Ella siempre está".


Y Guillermo no espera nada del público sanjuanino, porque asegura que viene a dar. "En verdad lo vivo más como un agradecimiento mío hacia ellos. Yo me siento agradecido por esto. Nosotros y mi tía (Beatriz González Alladio) sabemos lo que significa, lo grande que es esto por muchas cosas, son pequeños detalles, que prefiero guardarlos, pero significa mucho para nosotros", dice, y agrega que "el año pasado fue muy duro a nivel laboral y específicamente a nivel ballet, y esto es un regalo", afirmó.


Mientras habla Guillermo, Lucía lo mira con un amor que traspasa su rostro y no se sonroja al declarar públicamente su admiración. "Para mí bailar con él, además de que es mi marido y la persona que amo, es el mejor bailarín con el que puedo bailar", expresó la esbelta bailarina que además contó que con Guillermo se hicieron amigos desde el principio. Después ya de novios, cuando hubo presentación oficial, todo fluyó naturalmente con una familia dedicada a la danza clásica. "Cuando conocí toda la familia y empecé a venir a San Juan me empezaron a contar toda la historia que tiene cada hijo de cada bailarina y la abuela, este Estudio, las cosas que se hicieron y cómo se continúa y lo que lograron", enumeró.


La llegada de Juan Manuel, que hoy tiene 2 años, les cambió la vida. Se nota cuando hablan de su rutina. "Primero soy mamá", dice Lucía, que está feliz por este protagónico porque implica un regreso "con todo" a la danza, pero asegura que prioriza su familia, aun en una dura carrera como la de bailarina. "No sé si sabe qué hacemos, pero sí mientras preparábamos Quijote le decíamos 'mamá y papá vuelven más tarde, tienen que ensayar...'; él participa de alguna manera, cuando me probaban el vestuario lo tuve a upa, porque no quería estar en otro lado, así que me probaban el tutú con él en brazos", relató, divertida.


Guillermo destaca el trabajo de RIPE de producir "un espectáculo completo". "Será como un punto clave para mí como padre, que ya de por sí viví un cambio muy grande, sino también como artista, porque uno entra en una meseta y necesita de algo que te da un empujón y uno renace. Este es un año muy especial, como de cumplir cosas. Este año nos mudamos a nuestra casa, que hace un tiempo era impensable; vamos a bailar en el Teatro Solís en Montevideo con un grupo de bailarines, también", contó sobre sus proyectos.


Con un revuelo familiar y gran expectativa por el espectáculo que tendrá tres funciones desde mañana, Guillermo reflexiona sobre cómo lo recordarán después de que pase.


"Cuando estemos bailando y recordemos todo el sacrificio que hicimos, será sentir que cuando las cosas parecen tan difíciles de lograr, es ese sí se puede real, porque hay que animarse a soñar. Después de esto, es como decir se puede, lo que uno cree que no".

El Dato
Don Quijote de la Mancha -completo con sus tres actos- en el Teatro del Bicentenario los días 10, 11 y 12 de agosto próximos, a las 21,30. Entrada $150 en boleterías de la sala y en www.tuentrada.com.