¿Quién no ha escuchado alguna vez La misa criolla, completa o alguna de sus partes? Cambian los intérpretes pero la gran obra creada por el fallecido Ariel Ramírez brilla en cada nuevo concierto. Esta vez será Facundo Ramírez, hijo del notable músico, quien traiga la popular pieza que revolucionó la música al unir elementos de la liturgia católica (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei) y los fusionó con ritmos de baguala, vidala, carnavalito, chacarera y estilo. La cita es en el Auditorio Juan Victoria, el próximo sábado 20, donde Ramírez hijo estará acompañado por sus músicos (Lucas Rosenwasser, Leonardo Andersen y Ulises Lescano), por la voz de Claudio Sosa, Rodolfo Ruiz en el charango y el Coro Universitario de la UNSJ, en una noche en la que además sumarán otras composiciones del gran autor santafesino.


No es la primera vez del pianista en San Juan y tampoco en el Auditorio: cuando tenía tan sólo 15 años Facundo Ramírez estrenó en la importante sala local una composición propia para piano y clarinete, en los noventa junto a su padre presentaron La misa criolla y en 2011 acompañó a José Sacristán, recordó Ramírez en una charla con DIARIO DE CUYO, antes de su visita a la provincia.


-¿Cómo es su versión misa criolla?
-Es la primera vez allá con el mismo equipo artístico con el que viajo hace muchos años, está Claudio Sosa como solista, Rodolfo Ruiz en el charango, quien acompañó a mi viejo durante mucho tiempo y mi banda de músicos, que son talentosísimos, con los que toco siempre que puedo. Venimos de una gira en Israel, estuvimos en el Auditoriun de Haifa y en la Orquesta Filarmónica de Tel Aviv, presentando como cierre del programa de música argentina La misa criolla con un suceso extraordinario, impresionante... la gente se quedó sin entradas y adentro de los ámbitos filarmónicos de Israel parecía que estuviéramos haciéndolo en cualquier punto de Argentina por el fervor y amor que siente ese pueblo por la música argentina.



-Hizo giras en Europa además, ¿cómo es llevar esta pieza al exterior?
-Sí, hice conciertos en Hungría, Austria, en Alemania, en Brasil, La misa es un clásico de la música universal, ocupa ese lugar de los clásicos, una obra que la interpretan los grandes solistas, grandes orquestas, los músicos populares de todos los géneros del mundo, desde el jazz, pasando por agrupaciones de cámara que abordan la música religiosa; las posibilidades que se te ocurran en el campo del lenguaje de la música universal, por ahí pasa La misa criolla, porque mantiene esa conjunción entre el nivel de inspiración formidable y al mismo tiempo el mensaje vigente, que es ese llamado tan necesario a la paz, que cala hondo en el corazón de mujeres y hombres de bien de todo el mundo. En ese sentido, la obra es conmovedora, y aunque la vengo haciendo desde los '90, pero no deja de emocionarme, cada vez que suenan esos primeros acordes del bombo, se instala un clima de una gran emoción. Además al conocer la obra uno sabe que ese bombo preanuncia el discurso musical de una obra sublime.



-Y esta obra tiene el plus que es presentada por el hijo del autor...
-Esa es la otra parte, en la que yo converso con la música de mi padre, es como charlar con él, aunque físicamente no esté. Hacer su música es mantener un diálogo con lo que él fue. Cuando fuimos al Vaticano en 2014, terminé de tocarla, miré para arriba y dije: "Viejo, misión cumplida". Él estuvo allá cuando se estrenó, fue recibido por el Papa de aquellos años e increíblemente 50 años después estoy continuándola yo, como haciendo un puente. Es mi forma de dialogar con él, me pasa cuando toco su música, o rescatando cosas que no se conocen tanto... es mi forma de estar cerca de él. La música de mi viejo no tiene secretos para mí. El respeto por el abordaje de la música es el mismo con todos los compositores.



-¿Cómo vivió el fallecimiento de Jaime Torres el año pasado?
-Yo no era su amigo, pero obviamente lo conocí de toda la vida (NdR: Jaime Torres estuvo como charanguista en la primera grabación de La misa criolla y la interpretó muchos años), incluso hace dos años teníamos un proyecto común que era hacer dos conciertos en el Sodre de Uruguay, pero él después se enfermó, no lo pudo hacer él. Llamé a Rodolfo Ruiz para que toque él esa función. Claro que me tocó, porque probablemente él fue el último de esa generación de esos emblemas de la música. Se fue Mercedes (Sosa), se fue papá, se fue Domingo Cura y ahora él. Es esa tristeza de cuando ves que los referentes nos abandonan, la responsabilidad es aún mayor, ellos no están y nosotros tenemos que seguir peleándola y levantando la banderas de esa memoria cultural argentina y latinoamericana; todos ellos y también Falú, el Cuchi y otros tantos, que forjaron y construyeron cultura; tenemos la tarea de continuarlos.



-¿Suele escuchar otras versiones de la obra?
-Me encanta escuchar otras versiones de la obra, sobre todo aquellas que la abordan con un planteo muy alejado de la versión original, que hay una verdadera reversión de la obra original. Sucede generalmente cuando la interpretan músicos de otras parte del mundo, hay una versión grabada con la banda de Benny Goodman y su clarinete de Los Reyes Magos en jazz y es extraordinario poder escucharla. Como estamos hablando de un clásico de todos los tiempos, y cuando la toco estoy también dirigiéndola internamente, me gusta ponerme en el rol de espectador y relajarme completamente. Son obras a pruebas de balas aún en versiones que no estén muy logradas, uno termina conmoviéndose por la obra.


DATO

  • La misa criolla. Por Facundo Ramírez. Sábado 20 de abril a las 21.30, Auditorio Juan Victoria. Gratis, con invitación.