FOTOS MARCOS URISA

La dulce melodía del tema "Tú y yo ¿quién nos puede separar?", el tema principal compuesto por Ángel Mahler, no dejaba de resonar en la mente de los espectadores que colmaron la sala del Teatro del Bicentenario para la primera función (del sábado) de Drácula: la despedida. Aun minutos después de concluido el espectáculo, algunos se retiraban silbando bajo. Fue señal, que la puesta en escena, estructurada por su vestuario, por las coreografías, las interpretaciones, la musicalización y la iluminación, resultó y fue positivamente efectiva. El caudal de aplausos y ovaciones por parte de la platea, en especial a las actuaciones de Juan Rodó (Drácula), de Cecilia Milone (Mina), Penélope Bahl (Lucy), Mariano Taccagni (Jonathan) y de Adriana Rolla (Nani), fue una enorme muestra de aprobación y satisfacción que marcó una atmósfera exultante de alegría que se percibió en todo el espacio. Por todo lo que significa y lo que rodea a esta producción, -que será la última vez que por ahora se realice en la provincia- no pierde su aura romántica a pesar que lleva más de 30 años de se ser representada en Argentina, España, Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay.

La interpretación de Rodó como el Conde Drácula, se llevó todos los laureles por su voz y su caracterización.

Dramáticamente no se ahorró en nada, los personajes ya caracterizados y definidos estuvieron acorde a la estructura de un libreto de Pepe Cibrián que reversiona y adapta la clásica novela gótica del inglés Bram Stoker. Aunque en sus extendidos cuadros, predomina esa escenografía móvil y minimalista, ya que el espectador debía reconstruir imaginariamente si la acción transcurría en una posada, en el castillo o en un puerto, los protagonistas se movían libremente por todo el espacio escénico. Incluso, lograron sorprender al público corriendo por los pasillos de la sala. La interacción de la orquesta, con la batuta de Damián Mahler, fue excepcional dando una presencia sonora imponente que fue la columna vertebral de toda la puesta.

La puesta escénica, contó con un vistoso vestuario, luces ambientales y coreografías bien trabajadas.

En uno de los pasajes del segundo acto, la línea destacada del Conde: "¿Qué sentido tiene la inmortalidad si no estás a mi lado?", dejó un momento conmovedor que, con el fondo musical, transmitió profundo sentimiento para los que estaban concentrados e identificados con la escena. Es justamente la clave que cautiva y sigue cautivando con tantas reposiciones: apelar a las emociones más profundas del ser humano. Al momento de dar los saludos y la despedida del elenco, Rodó manifestó su gratitud por la hospitalidad que tuvo el TdB para toda la compañía y en especial homenajeó a las mujeres miembro de Protea San Juan: "Un especial aplauso a quienes con su ayuda pudimos hacer muchas funciones en esta provincia, a las chicas de Protea, salud". Y todos los presentes las felicitaron. Hoy a las 21hs, será la última función.

Al finalizar la función, Adrián Mahler, el hijo de Ángel Mahler, estuvo al frente de la orquesta y fue muy felicitado.