1- La foto familiar completa: Bart quiere jugar “Apocalipsis”, un violento videojuego que acaba de salir. Marge no se lo va a comprar. Bart roba el juego… y es descubierto. Pero el capítulo no termina con una simple lección, sino que durante la segunda mitad, Bart se da cuenta de que su madre ya no lo ve como un chico inocente - un lazo se ha roto entre ellos. Bart no soporta la frialdad de Marge, y hace lo imposible para ganarse su perdón, y finalmente lo logra con un regalo: una foto que se tomó con su dinero en la misma tienda en la que había robado. 

2- Una carta escrita con crayón: Homero no es estúpido, simplemente tiene un crayón en el cerebro. En este gran capítulo de la temporada 12 (la última que la mayoría de los fanáticos considera buena) un grupo de médicos extraen de la nariz de Homero el crayón que aprieta su cerebro y el más bobo personaje de la historia de la TV se vuelve inteligente - dinamitando su vida normal pero mejorando mucho su relación con Lisa. Al final del episodio Homero decide volver a ser tonto… pero antes de este acto de cobardía deja una carta a Lisa, en la que le dice cuánto disfrutó conocerla de verdad. 

3- El primer flashback: En la segunda temporada los Simpsons ya nos daban sus primeros grandes capítulos, apelando desde el inicio a técnicas que repetirían una y otra vez. Este es el primer capítulo de flashback (aunque veremos muchos más en esta lista) y cuenta la historia del romance de escuela secundaria entre Homero y Marge. Al final del episodio, luego de mil desencuentros, Marge encuentra a Homero al costado de la ruta, lo sube a su auto y los dos se dan cuenta de que son el uno para el otro. El monólogo final de Homero es inolvidable. 

4- Tu alma en fichas: A pesar de que el cinismo de los guionistas de los Simpson se extiende a la familia, la política, y, en particular, la religión, hay capítulos que aprovechan conceptos espirituales para contar una buena historia. En esta ocasión, Bart declara que el alma no existe, y para probarlo la vende al buen Milhouse por 5 dólares. Todo sale mal, y finalmente un Bart desesperado no tiene otra opción que rezar. La angustia de Bart es real, y es fácil identificarse con él, crea uno en lo que crea. El momento emociona, y la decisión de Lisa de salvar a su hermano de este dolor, más aún… ¿cuánto costará comprar de nuevo el alma del programa? 

5- Eres Lisa Simpson: Ah, los temidos episodios de Lisa. Por suerte no son todos terribles, y este es el mejor de todos. Una historia que hemos visto mil veces (el profesor perfecto que tiene un paso fugaz por la vida de una alumna) narrada sin muchas vueltas, y con un Homero que (a diferencia del orangután psicópata de las últimas temporadas) hace cierto esfuerzo por conectarse con su hija. El profesor Bergstrom debe abandonar Springfield, claro (imposible pagarle a Dustin Hoffman por 25 temporadas), pero deja a Lisa un regalo, una carta con una frase a la que puede regresar una y otra vez: “Eres Lisa Simpson”. 

5- La última noche de Homero: Otro capítulo perfecto de la segunda temporada. Homero insiste en pedir el venenoso “pez globo” en un restaurante japonés y efectivamente se autocondena a muerte: sólo le quedan 22 horas para hacer todo lo que no hizo en una vida de rascarse el derriere. El capítulo logra equilibrar la emoción y la risa, con una serie de momentos perfectos, apuntando a un final que no sólo funciona narrativamente sino en lo visual. Cuando toda la familia se ha ido a dormir, Homero se despide de cada uno de ellos y se pone a escuchar una versión en audiolibro de la Biblia (que no le da las respuestas que espera)... y cierra los ojos, listo para morir. Pero no muere, sino que jura vivir la vida al máximo.

6- La vida en un minuto: A pesar de que en las últimas temporadas la serie perdió el corazón, Los Simpsons a veces tienen sus aciertos, como este episodio perfecto (¡de la temporada 19!) que puede competir contra cualquiera de la era de oro. Es un misterio (del que no voy a revelar la resolución en caso de que no lo hayas visto) y un viaje a lo largo de la memoria de Homero, en especial en una escena en la que nuestro alcohólico favorito está a punto de suicidarse y ve su vida frente a sus ojos, inspirada en un famoso video de YouTube ¿no te suena el momento? Miralo. Tan cargado de chistes como de emoción. 

7- La primera palabra de Lisa: Uno de los capítulos más sensibles de los Simpson, y casualmente uno de los más graciosos, con momentos inolvidables como Bart dando vueltas en un tender durante horas, y la terrorífica cama que Homero le construye (“No duermo… payaso me come”). El capítulo, ambientado en 1984, cuenta la historia del nacimiento de Lisa y el odio instantáneo que siente Bart por ella… hasta que dice su primera palabra: “Bart” ¿no es suficiente para vos? Quedate hasta el final del capítulo, cuando Maggie dice SU primera palabra: “Papá”. Si no te conmueve transplantate un corazón (de mandril). 

9- Do it for Her: Otro capítulo de infancia, todavía más emocionante que el anterior. Maggie es la Simpson ignorada, pero la historia de su nacimiento revela mucho sobre la personalidad de Homero, que debe abandonar su trabajo soñado (en el local de bolos) para regresar a la planta nuclear cuando Marge queda embarazada por tercera vez. Un triunfante Burns instala en la estación de Homero una placa con el cruel mensaje: “no te olvides que estás acá para siempre”... que Homero cubre con fotos de Maggie recién nacida para que la frase termine siendo “hacelo por ella” en inglés. 

10- Homero y las estrellas: Una típica señal de desesperación de comedias que llevan años al aire es sumar familiares de la nada para sacudir la modorra de los personajes principales. En la séptima temporada conocimos a Mona, la misteriosa madre de Homero, que resultó tener una historia interesantísima de hippie/terrorista ambiental rebelde, casi una versión alternativa de Marge si alguna vez se hubiera decidido a quitarse al gordo ese de encima. Pero Mona era una fugitiva de la justicia, y sabíamos que se tendría que ir al final del capítulo para volver a ese punto cero al que los Simpsons siempre regresan. El momento en sí fue conmovedor, pero la imagen imposible de borrar es la de Homero, sólo, en el desierto, viendo el cielo y pensando en la madre que perdió por segunda vez. 

Fuente: www.malditosnerds.com