Hasta esa noche, la presencia de Luis Miguel en San Juan sólo podía formar parte de los mejores sueños de su fanaticada. Sin embargo, sucedió. Por primera y única vez, el mexicano llegó a la provincia hace ya 20 años, provocando un verdadero cimbronazo. Fue el jueves 18 de noviembre de 1999. Pero la locura no sólo envolvió a sus seguidores. Todo lo que estuvo relacionado a su visita fue casi un delirio.

A las 22.55, el artista pisó el escenario de Ébano. Recién llegado del aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento, sin escalas previas por el hotel en el que tenía pensado hospedarse.  Unas 8 mil almas lo esperaron expectantes y lo recibieron con gritos de euforia, y en no pocos casos, con llantos incontenibles. Y si bien las mujeres fueron gran mayoría, cientos de hombres no quisieron perderse el espectáculo.  

Fue su último show en Argentina de la gira de “Amarte es un placer”. Luis Miguel hizo su aparición en el escenario descendiendo de un gran farol, en medio de un imponente juegos de luces, humo y fuegos de artificio. De impecable traje negro, camisa blanca y corbata amarilla, comenzó a interpretar  las primeras estrofas de ‘Quiero’, tema con el que abrió los shows en Buenos Aires, Córdoba, Salta, Rosario y Mendoza. De fondo, una gran pantalla de cuarzo líquido ampliaba la figura del astro. Luismi cantó sólo cinco temas de ese CD, el resto fueron los clásicos de siempre: ‘Entrégate’, ‘Tengo todo excepto a ti’, ‘La incondicional’ y por supuesto, los infaltables boleros entre los que se destacaron ‘No me platique más’, ‘Nosotros’, El día que me quieras’, ‘Bésame’, ‘Contigo aprendí’ y Reloj’, entre otros.

Sobre el final del show, hubo cambio de ropa: se puso una camisa negra que hizo enloquecer a sus fanáticas. Allí fue el turno de ‘Suave’, ‘Dame’ y ‘Será que no me amas’. Una hora cuarenta de un impecable show, digno de los mejores escenarios del mundo. Luismi se mostró distendido, de muy buen humor,  interactuando todo el tiempo con el público. Incluso, antes de retirarse besó a una nena y una joven.

Las entradas VIP tuvieron un valor de $250. Hubo plateas de $200 y $150, y populares de $50 y $30. La seguridad fue impecable. Unos 300 agentes, entre policías, bomberos y personal de civil se encargaron de contralar que no se produjeran desmanes. 

Ya con remera, interpretó ‘Te propongo esta noche’ para despedirse, ante una lluvia de serpentinas y corazones de pales que se esparcieron por todo el predio.

El detrás de escena

Sin embargo, toda esa simpatía desplegada sobre el escenario poco tuvo que ver con lo que ocurrió abajo. Miles de pedidos, algunos excéntricos y hasta insólitos. “Realmente fue bastante complicado. Luis Miguel quería comer un asado y me avisaron a las 17. No fue fácil, se lo prepararon en el Hotel Alkázar. Terminó el show y le habían preparado una habitación espectacular con las diez mil cosas que pidió. Cuando terminó el espectáculo, se subió a la combi y directamente se fue al aeropuerto. Se subió al avión y pidió que le llevaran el asado ahí. No usó el hotel para nada, ni lo pisó. Llegó sobre la hora al show, subió directamente al escenario, cantó y se fue”, recordó Hugo De Bernardo, productor del espectáculo, en diálogo con DIARIO DE CUYO.

“No es fácil, es cierto eso de que no se lo puede mirar a los ojos. Es real. La seguridad me dijo que me fuera o que no lo mirara a la cara. Le armamos un mini restaurante para que comieran en Ébano, pidieron diez líneas telefónicas, agua mineral de Francia, que era imposible de conseguir en esa época, me las consiguió mi hermano en Córdoba.  Al final la terminaron tomándola  los plomos…”, dijo entre risas.

Con respecto al show en sí, Hugo tiene los mejores recuerdos. “Fue espectacular, fue lo mejor que se hizo en esa época. Muy lindo. Se hizo a pulmón con UPCN.

Pepe Villa, secretario general del gremio, contó que habían preparado todo lo que había pedido, pero no usó nada, porque llegó y se fue. “Pero fue un show espectacular, realmente el más grande que se haya visto en San Juan. No hubo ganancias. Estos shows no son para San Juan, son muy caros. Hoy algo así vale un millón de dólares y no se puede traer. No hay gente que lo pague, somos una provincia chica”, dijo.

Artista exclusivo de Canal 13, Marixa Balli y Patricio Giménez (hermano de Susana) cubrieron el recital para Teleshow, conducido por Marley

Si mirarlo estaba prohibido, sacarse una foto con él no debía pasar por la cabeza de nadie. Sin embargo, hubo una persona que logró hacerlo. Antonio Solano, chofer de la movilidad que lo trasladó, fue el único que consiguió una foto con Luismi en la provincia.   

“Yo llevaba la cámara en el vehículo. En un principio se iba a quedar en el hotel, pero cuando veníamos por Acceso Sur después del show, a la altura de Circunvalación, escoltados por la policía, el jefe de custodia cambió los planes y me dijeron que íbamos directamente al aeropuerto. Como ellos tenían que hacer migraciones porque viajaban en Chile, estuvimos en la pista como dos horas”, comenzó relatando el afortunado hombre en cuestión.

“En un momento él quedó solo conmigo en la combi. Tenía un sobretodo y estaba tapado con una toalla. En un momento le dije ‘Luis Miguel, permitamé felicitarlo, sos un artista que vale oro, ha sido un show espectacular y fue un honor para mí haberte podido transportar. Me dijo ‘muchas gracias’. Ahí le pedí por favor una foto y me dijo que sí, que cuando se bajara. Al rato llegó un custodio, abrió la puerta de adelante y le dije que había hablado con Luis Miguel y que me había permitido sacarse una foto. Él le preguntó en inglés si era cierto y le dijo que sí. Cuando bajamos le di la cámara a un policía del aeropuerto para que nos sacara la foto. Cuando se va le agradezco y se me viene encima el jefe de custodia y me dice que hice muy mal porque no tenía que hablar con el artista. Le pedí disculpas y le conté lo que había ocurrido. Estaba muy enojado, después me enteré que lo despidieron”, contó Antonio.

Dos décadas después, el paso breve pero frenético de Luis Miguel por San Juan se sigue recordando como si hubiese pasado ayer.