Londres, 1891. Allí están los eternos Sherlock Holmes y doctor Watson, metiendo sus narices en laberínticos casos, agazapados en la espesa niebla londinense. Esos héroes nacidos de la pluma del británico Arthur Conan Doyle que han fascinado e inspirado a generaciones de cineastas -y de espectadores- de todo el mundo; y que hoy vuelven a la gran pantalla de la mano del ex de Madonna, el británico Guy Ritchie, en su primera megaproducción hollywoodense (con la Warner). Pero -advierten los especialistas- la flamante Sherlock Holmes que hoy llega al Holiday Cinemas en estreno simultáneo con todo el país, exhibe una vuelta de tuerca acorde al nuevo siglo y cuyo lado bueno -se podría decir- quedará en evidencia si logra seducir a nuevas generaciones, alejadas de la estética victoriana (esa que quizás extrañen los más puristas y ortodoxos) y acostumbradas a lecturas más modernosas. Pero aún más, si consigue el visto bueno de los fanáticos.
Para empezar, hay que decir que la verdadera musa del cineasta no fue el libro, sino una historieta de Lionel Wigram. De ahí en más, no será tan raro escuchar que despojados de la vieja y querida capa y la gorrita escocesas -aunque envueltos en ropajes de estilo- los protagonistas no reniegan de lucir rostros apuestos y cuerpos tallados que bien se llevan con la acción. Un poco más cínicos y mordaces, el ex Iron Man Robert "Ave Fénix" Downey Jr encarna en esta versión al astuto Sherlock; mientras que su inestimable compañero Dr. Watson queda en manos del apuesto (y para nada regordete, como marca la tradición) Jude Law; en actuaciones elogiadas.
Ritmo vertiginoso y efectos especiales de corte futurista ganan los escenarios donde se mueven los detectives, mucho menos románticos que otrora -en el significado más profundo de la palabra- y más propensos a las peleas callejeras, las artes marciales y hasta el box. También, en pleno siglo XXI ha mutado el objetivo; que se aleja del típico crimen policial para reencarnar en los maléficos planes del resucitado Lord Blackwood (Mark Strong), cuyo objetivo -¿al mejor estilo James Bond?- es instalar un estado totalitario, recuperar las antiguas colonias británicas y finalmente, controlar el planeta entero. Para ello no sólo se valdrá de sus armas y secuaces, sino incluso de ritos esotéricos y poderes sobrenaturales. Un enemigo muy distinto al archirrival profesor Moriarty.
¿Será capaz el nuevo y más irreverente Sherlock de posicionarse como uno de los más destacados de la historia cinematográfica, también en estas latitudes? Luego de destronar a Avatar en el Norte y de considerar la idea de una saga, Ritchie se tiene fe. Tanta que hasta podría adelantar una respuesta: Elemental, mi querido Watson. Frase clásica si las hay que, a propósito, en esta peli tampoco se pronuncia.