Creatividad. Tejido hecho por Cristina usando bolsas de nylon.

Ocupando todos los espacios, con el color, las formas y las más diversas texturas, el Museo de Bellas Artes Franklin Rawson ofreció un muestrario de lo que fueron sus talleres artísticos este año. Pero no todo fue pintura, cerámica y collage, sino también tuvieron su momento la danza, el teatro, la música electrónica y la producción audiovisual, otras de las temáticas que forman parte de la propuesta anual.


La sala 5, la de La Colección, recibió una pantalla donde se pasaron los cortos de Producción Audiovisual. Que se proyectara en la sala principal del museo significó un modo de "jerarquizar el trabajo de los chicos", destacó Daniel Gil.


Mientras tanto, en el patio interno unas nenas de unos 10 años esperaban agazapadas entre los arbustos, ansiosas para representar su papel de la obra que prepararon en el taller. 


En el primer piso, Vicky, del taller de Arte inclusivo, detallaba a quien quisiera escuchar cómo había realizado las obras que exponía. Al mismo tiempo, en el hall, la música electrónica emergía de la jam preparada por los alumnos del taller del DJ Renzo Nievas. 


Con niños pululando, adolescentes con sus amigos, padres y abuelos acompañando esta muestra final, la exposición se volvió cálida, amena y familiar; además de una buena ocasión para encontrarse con genuinas muestras de arte.

Fotos: Daniel Arias

Audiovisual. En la sala más importantes del museo se proyectaron los cortos.
Colores. Los más pequeños realizaron formas y dibujos.
Arte inclusivo. Vicky mostró lo que disfrutó hacer este año.
Digital. Producción musical realizó una jam electrónica
Teatro. Divertidísimos, los pequeños actores ofrecieron su obra.