María del Valle Montes



Tiene 14 años y arrancó aplausos como la Princesa Florisse junto a Emmanuel Vázquez -primer bailarín del Ballet Municipal de Santiago (Chile)- en Pájaro Azul, uno de los cuadros de La Bella Durmiente, el ballet coproducido por el Teatro del Bicentenario y el Colón que el domingo pasado tuvo su última función; donde también estuvo entre las Ninfas. Pero no es la primera vez que María del Valle Montes llama la atención sobre el escenario, donde una conjunción de talento y esfuerzo la ha llevado a ocupar roles destacados, en general asignados a bailarinas más grandes, entre quienes se mueve con naturalidad. De hecho, contaba con apenas 12 años cuando Lidia Segni y Paloma Herrera la eligieron para el "Pas de quatre" (cuarteto de solistas) de El lago de los cisnes, donde también era, por lejos, la más joven. Y el año pasado volvió a atraer las miradas en Cascanueces, otra coproducción del teatro, donde integró los "Copos de nieve" e hizo el "Pas de trois". Sólida en escena y con carácter (más allá de la "cara de tierna" que todos ven, dirá entre risas), sin embargo a Valle le da pudor hablar de sí misma. Medida para relatar sus logros y cautelosa con los halagos, muy lejos de alardear conquistas, la jovencita que cursa el tercer año en la escuela Modelo, a quien le encanta ver videos de Marianela Nuñez (Principal del Royal Ballet, Londres) y que casi nunca faltó a sus clases de danza, repite que tiene mucho por aprender. En ese camino iba cuando decidió presentarse a la audición para Lago de los cisnes, donde la edad mínima era 13 años. No negó sus 12, aunque tampoco los confesó. Y para cuando se enteraron, ya la habían visto bailar, con una madurez inusual en chicas de su edad. La misma con la que habla de su incipiente y prometedora carrera, que, podría decirse, comenzó con Lago de los cisnes, albores del ballet en el Bicentenario.

Valle junto a su partenaire, en Bella Durmiente.

"¡Fue con Lidia y con Paloma! que para mí era... (se queda sin palabras). Estaba impactada", recuerda su debut en estas arenas, con clases mucho más rápidas, coreografías nuevas y una enorme responsabilidad. "Había que estar mucho más concentrada", marca la joven, que se convirtió en una ídola para amigos y familia, de quienes recibe todo el apoyo, sobre todo de mamá, Gabriela Conte Grand, egresada del Instituto Pavlova. Y también del colegio, que supo entender su crecimiento artístico, donde no todas son rosas. Es que además de acostarse temprano si tiene ensayos o función, de estudiar en cualquier ratito libre y de "perderse" algunas diversiones propias de una chica de su edad, el entrenamiento también suele ser agotador. "No hay nada caído del cielo", sentencia. Pero, Valle -próxima a competir en Brasil y que en agosto bailará en Giselle (de la RIPE)- no cambia esto por nada del mundo. 

Lago de los cisnes.

"Me acuerdo que cuando estrenamos Lago... se me lastimaron mucho los pies y estaba bastante nerviosa porque era un dolor impresionante; pero cuando salí se me olvidó todo. Cuando terminamos, tenía todo el can can con sangre...", recuerda la bailarina, que pese a todo, disfrutó cada paso. "Fue una meta cumplida y a su vez el comienzo de algo. Después vino Cascanueces, ya estaba un poco más tranquila porque Lidia ya me conocía y tenía un poco más de experiencia en el montaje de un ballet", se explayó la adolescente que desde los 5 años estudia en Studio Uno. "A medida que vas teniendo oportunidades, vas adquiriendo velocidad para aprender", explica. Y entonces llegó Bella Durmiente, donde Mario Galizzi y Vicky Balanza (director y repositora coreográfica) la eligieron para Pájaro azul. "Mi partenaire me preguntó si yo había estudiado acá, pensando que yo era grande. Le conté que estoy estudiando, que tengo 14 años... ¡y me miró con una cara! Al principio estuve bastante nerviosa, pero fue todo muy bien, hasta me hizo correcciones que me sirvieron mucho", confiesa. 

Cascanueces

¿Y qué piensa de sí misma? "No me considero mala, pero sé que hay un montón de cosas para mejorar", subraya Valle, para quien cada actuación ha sido "una oportunidad increíble". "Siempre me gustó bailar, pero nunca imaginé que en San Juan iba a tener esta posibilidad, de bailar en este teatro, con todos estos artistas y en estas producciones. Es muy bueno", valora la pequeña bailarina, tan grande como sus sueños. 

(Fotos: Daniel Arias)