Elisa Mondaca. En un telar criollo, haciendo uno de sus trabajos.

Cuando las llamaron para pedirles que tejieran una pieza pequeña que sería parte de una mayor, con intervención de artesanos de distintos puntos del país, se llenaron de orgullo por haber sido elegidas. Lo que no les habían dicho a las iglesianas Elisa Mondaca y Patricia Castillo era que su trabajo iría directo al Vaticano, en la ruana que le regalarían al papa Francisco. 


Las tejedoras de Villa Iglesia son dos de las 34 artesanas de distintas localidades argentinas que fueron convocadas hace unos meses por el Mercado Nacional de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas (Matria) para realizar una pieza tejida a telar que fuera representativa de un oficio tan ancestral como el tejido. Mujeres de comunidades originarias mapuches y kollas, y artesanas de distintos puntos de la Argentina, dejaron su huella artística en la pieza que tiene como destinatario al Papa, con el padre Pepe Di Paola, presidente de "Familia Grande Hogares de Cristo", como intermediario, según informaron del organismo cultural.


Con esta convocatoria a ser parte del "manto para el Papa", las sanjuaninas se vieron completamente sorprendidas y honradas. En un principio no les revelaron el destino del encargo e incluso se lamentaban no haberse sacado una foto con su trabajo terminado.

Patricia Castillo. Tejiendo la tela que envió para el manto.

"Fue una sorpresa. Fue una emoción muy grande, es la primera vez que tejo algo así para alguien importante, es una gran satisfacción haber podido participar de esa prenda. Me habían dicho que sería para alguien importante y que iría fuera del país, pero nada más", relató a DIARIO DE CUYO Elisa, que vive en "El Arenal" en Villa Iglesia y que dijo que puso esmero extra, aunque aseguró que a cada pieza que teje le pone el mismo cuidado. 


"Al principio no sabíamos nada, después nos llamaron de Buenos Aires y nos preguntaron si queríamos hacer una tela ¡para el Papa Francisco! no entendíamos nada, porque ya habíamos entregado la tela. Y ahí nos explicaron que lo que habíamos hecho era para ese manto", relató Patricia sobre el llamado que recibió en septiembre cuando comenzó a gestarse el proyecto que la institución nacional difundió hace algunos días. La tejedora de 42 años compartió su emoción por ser junto a Elisa "las únicas sanjuaninas para estar en un grupo de 34 artesanos del país" y expresó que tenía una "mezcla de emociones", mientras que se lamentaba que no le hubieran dado más detalles del proyecto porque entonces junto a su colega hubieran "elegido el color del poncho sanjuanino". Además dijo que le hubiera gustado registrar mejor el producto final si hubiera sabido que era para el Papa, porque aunque ella es evangelista, destacó la trascendencia de que un tejido suyo pudiera ser recibido por la máxima autoridad de la Iglesia Católica. "Es un orgullo muy grande, una gran alegría" cerró.


El requerimiento era hacer un cuadrado de 10 cm realizado en telar criollo plantado a pala, hilado a mano y en colores neutros. Patricia hizo una tela con lana de oveja hilada a mano, color gris y blanco, con una línea de esparragón (se usan dos colores en una sola línea, queda intercalado, explicó sobre la técnica). Por su parte, Elisa también usó lana de oveja gris con los detalles en blanco. 


Gracias al contacto del Mercado Artesanal Tradicional Luisa Escudero con el Matria y su directora Roxana Amarilla, fue que las dos iglesianas fueron elegidas. "Cuando nos llamaron por el proyecto, consultando qué tejedoras podrían participar, inmediatamente pensé en Patricia y Elisa, de Villa Iglesia, que son tejedoras jóvenes y llevan varios años certificando calidad y origen, trabajan la técnica del esparragón que me pareció interesante como propuesta. Les pregunté si podían tejer unas telitas de 10x10, en ese momento no se sabía el propósito, y ellas aceptaron el desafío así que inmediatamente se hicieron los contactos con los gestores del proyecto. Es para mí una enorme satisfacción y orgullo contribuir a la visibilización y proyección de nuestras artesanas y cultura a nivel nacional e internacional" aseguró a este diario Miriam Atencio, desde el Mercado Artesanal, quien destacó que las tejedoras fueran discípulas de la emblemática Ermela Balmaceda, histórica tejedora iglesiana, creadora junto a su hermana del poncho sanjuanino como se conoce hoy. Fue ella la maestra quien les enseñó el oficio hace más de 20 años, cuando eran unas jovencitas. 


Patricia tiene su taller al lado de su casa, ahí da vida a todo tipo de prendas que comercializa en la zona y en la Capital. Este año empezó con los ponchos. "Lleva mucho trabajo y es muy pesado para tejer", compartió. Mientras que Elisa teje por las tardes y en la mañana trabaja en una casa. "Es una forma de hacer otra cosa" contó Elisa, que es la primera de su familia en dedicarse a esto, ya que sus abuelas maternas hilaban solamente. De niña sólo hizo primaria y cuando tenía poco más de 20 conoció a Ermela en la escuela de capacitación a la que también iba Patricia. Ganó un oficio y una forma de vida que pretende enseñar a su hija de 13, pero recién cuando ella termine la secundaria.


"Siempre que termino una pieza voy a verla a doña Ermela para que me dé el visto bueno, también estoy tejiendo en el telar de ella. Cuando le conté lo del manto me dijo 'ves que hay que ponerle ganas, ponerle entusiasmo y mostrar lo que uno sabe hacer', así que no deja de ser profesora ella".


Para Patricia y Elisa la convocatoria para ser parte del "manto del Papa" es vivida como un reconocimiento a su labor diaria que, en definitiva, tiene que ver con mantener viva una tradición milenaria.


EL MANTO
El proyecto "Un manto para el papa Francisco" (foto) consiste en la ruana tejida en telar criollo que contiene cuarenta y dos módulos textiles elaborados por treinta y cuatro artesanas, desde 27 localidades rurales o urbanas del país, que tejieron, hilaron y bordaron para ser parte de este trabajo. El manto colectivo fue diseñado por la reconocida artista Manuela Rasjido: también artista plástica, es conocida por investigar y usar técnicas antiguas de teñido, hilado y tejido. Ella fue la encargada de recibir las telas que fueron añadidas a una ruana color crudo. 

Vista del manto terminado, que incluye los tejidos de 34 artesanas.


Fundamentan que la pieza "conjuga distintas tradiciones artesanales, muchas históricas y vigentes en el territorio, otras viajaron con las migraciones y se enraizaron en nuestra tierra".