Desde las primeras horas del lunes, el volcán Etna, ubicado en la isla de Sicilia, en Italia, comenzó a despedir lava y cenizas, en medio de una actividad sísmica inusualmente elevada, confirmó el observatorio local.

Según la información, se registraron más de 150 temblores en toda la región, el mayor de magnitud 4,3 en la escala Richter en la tarde del lunes, según el Instituto nacional de Vulcanología de Catania. Se reportó que la lava fluye desde una nueva grieta en la ladera sureste del volcán.

El propietario de un refugio en la montaña dijo a la agencia AP que han ordenado a los alpinistas descender a una altura no mayor de 1.900 metros (6.230 pies). Por el momento, no hay reportes de lesiones.

Pese a que la ceniza arrojada no causa problemas a los residentes de los pueblos y ciudades cercana, el aeropuerto fue cerrado durante varias horas el lunes y este martes abrió solo con la limitación de cuatro aterrizajes a la hora.

A principio de 2017, el Etna también había registrado una fuerte actividad. En marzo de ese año, una explosión que arrojó arrojó piedras y otros materiales alcanzó a un grupo de turistas que se había acercado hasta el lugar para observar de cerca el movimiento, lo que dejó como saldo 10 heridos leves.