La NASA lanzó ayer desde el Centro Espacial Kennedy de Florida el cohete más poderoso del mundo con un rugido ensordecedor y en medio de una cortina de llamas que convirtieron a la noche en día en su camino a la Luna. Se trata de la primera misión del programa Artemis que busca regresar al satélite después de 50 años y preparar el camino para establecer la presencia humana a largo plazo.

A las 1:47 a.m. EST (3:47 hora de Argentina) el cohete de 98 metros de altura se elevó como una gigantesca bola de fuego, iluminando el cielo nocturno y dando inicio a una nueva era de la exploración humana en el espacio profundo. Tras dos cancelaciones de último momento en agosto y septiembre pasado por problemas técnicos, y luego dos huracanes que retrasaron el lanzamiento varias semanas, el tercer intento resultó exitoso. Después del huracán Nicole, que demoró dos días este lanzamiento, los equipos realizaron evaluaciones exhaustivas del cohete y la nave espacial y confirmaron que no hubo daños significativos. Cincuenta años después de la última misión Apolo, este vuelo de prueba no tripulado, que sobrevolará la Luna sin aterrizar en su superficie, busca confirmar si el vehículo es seguro para llevar a una futura tripulación.

El lanzamiento marca el gran comienzo del programa Artemis, que quiere enviar a la primera mujer y a la primera persona negra a la Luna en 2025. El objetivo es establecer allí una presencia humana duradera, como un trampolín para un viaje a Marte.