Helicópteros y aviones de combate de la OTAN atacaron ayer dos puestos militares en el Noroeste de Pakistán, causando la muerte de hasta 28 soldados y provocando una crisis en las ya desgastadas relaciones entre el país y EEUU. Islamabad (capital pakistaní) tomó represalias y cerró una vital ruta de suministros para las tropas de la alianza occidental desplegadas en Afganistán.

El ataque que fue el incidente más grave tras el asesinato de Osama Bin Laden perpetrado por EEUU en el Norte de ese país el pasado 1 de mayo, ocurrió en la madrugada en una zona tribal en la frontera entre Pakistán y Afganistán, un espacio que es apuntado por la OTAN como tradicional bastión de talibanes y de la red Al Qaeda.