El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi ayer comenzó en Roma muy sonriente el año político un mes después de que fuera golpeado con una miniatura de la catedral de Milán y dijo: "Los souvenirs han perdido el valor y te los tiran a la cabeza’.
Berlusconi regresó a su residencia romana de Palazzo Grazioli, tras una ausencia de un mes por la agresión sufrida el pasado 13 de diciembre en Milán al término de un mitin y de la que ha convalecido en su casa de Arcore durante Navidad.
Los médicos aconsejaron a Berlusconi dos semanas de reposo total, después de sufrir la rotura del tabique nasal y la perdida de un diente cuando Massimo Tartaglia, un hombre con problemas mentales, le arrojó a la cara la estatuilla de la Catedral de Milán.
Berlusconi mostró el rostro a los periodistas y a los jóvenes de su partido Pueblo de la Libertad (PDL) y comentó: "¿Habéis visto que tengo poquísimas señales?. Desgraciadamente tengo que hacerme el implante de un diente’."Pero habéis visto -añadió-, tengo una pequeña señal solo aquí, una aquí, pero tengo los músculos muy fuertes", dijo a los jóvenes.