Kristalina Georgieva nunca creyó que un favor hecho a China podría poner en jaque su puesto en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, luego de que el Banco Mundial emitiera un informe lapidario sobre su conducta en el que revelaba toda la trama, la suerte de la actual jefa del organismo parece haber dado un giro de 180 grados. El hecho fue retratado por la prensa el 16 de septiembre pasado y generó un escándalo a nivel global.

En ese fulminante comunicado, el Banco Mundial señaló: “Los cambios en los datos de China en Doing Business 2018 parecen ser el producto de dos tipos distintos de presión aplicada por el liderazgo del banco en el equipo de Doing Business”. El organismo apuntó contra Georgieva por “presionar” para “realizar cambios específicos en los datos de China en un esfuerzo por elevar su clasificación en el mismo momento en que se esperaba que el país desempeñara un papel clave en la campaña de aumento de capital del banco”.

Pero en las últimas horas, la presión sobre Giorgieva parece haber aumentado. De acuerdo a Bloomberg, la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos ya no le respondería las llamadas, lo que demuestra la seriedad del asunto. “Janet Yellen se ha negado a devolver las llamadas de la atribulada directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, desde que estalló el escándalo, lo que indica que la negativa de la administración Biden a apoyarla va más allá de sus declaraciones públicas”, señalaron los periodistas Saleha Mohsin y Eric Martin.

Desde que Georgieva fue acusada a principios de este mes de intervenir indebidamente en un informe del Banco Mundial en su anterior trabajo allí, ha hecho intentos de hablar con Yellen, pero no ha conseguido hacerlo, dijeron personas familiarizadas con el asunto, que hablaron bajo condición de anonimato con Bloomberg. El informe del bufete de abogados WilmerHale, encargado por el Banco Mundial, alegaba que Georgieva -que asumió la dirección del FMI en 2019- presionó al personal del banco para que aumentara la calificación del clima empresarial de China.

La decisión de Yellen de evitar a la cuestionada directora gerente del FMI es un duro golpe para la estructura del organismo de crédito. Georgieva tenía antes fácil acceso a la secretaria del Tesoro norteamericano, dijeron personas familiarizadas con esa relación. Esto era gracias a la cercanía natural y la relación multilateral entre el FMI y el Tesoro. La pareja habló con regularidad a principios de este año, según indican los calendarios de Yellen, mientras Estados Unidos y el FMI trabajaban en iniciativas como la inyección de reservas globales de 650.000 millones de dólares prevista por el Fondo.

Estados Unidos es el mayor accionista del FMI y del Banco Mundial, y el Departamento del Tesoro gestiona esas relaciones. La portavoz del Tesoro, Alexandra LaManna, declinó hacer comentarios sobre la falta de contacto entre Yellen y Georgieva. Un portavoz del FMI también declinó hacer comentarios, al igual que un portavoz de Georgieva.

“La credibilidad del FMI está claramente dañada”, dijo Timothy Ash, estratega de BlueBay Asset Management en Londres y veterano analista de mercados emergentes. Afirmó que Georgieva debería apartarse hasta que concluyan las investigaciones. Un funcionario del Tesoro dijo que el departamento ha revisado las acusaciones de conducta impropia y las considera preocupantes y graves. Esa dependencia está a la espera de la propia evaluación del FMI, dijo la persona, hablando en condición de anonimato.

El comité de ética del FMI está examinando actualmente las conclusiones del informe encargado por el Banco Mundial.

Presión en el Senado

Por su parte, un par de senadores bipartidistas solicitaron a la secretaria Yellen que buscara una “plena imputabilidad” después de que una investigación descubrió que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, influyó indebidamente en un informe a favor de China en su cargo anterior en el Banco Mundial.

La investigación del bufete de abogados WilmerHale encontró que Georgieva, mientras era la principal funcionaria del Banco Mundial, presionó para impulsar la posición de China en la edición de 2018 del informe Doing Business. Georgieva ha dicho que está “fundamentalmente” en desacuerdo con los hallazgos.

“Dado lo crítico que es que estos datos sean y se consideren irreprochables, estas acusaciones son profundamente inquietantes”, dijo el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, un demócrata de Nueva Jersey y el miembro de alto rango, Jim Risch de Idaho, en una carta del 22 de septiembre, vista por Bloomberg el lunes. “Aún se desconoce el impacto que estas acusaciones podrían tener en la fortaleza y reputación de nuestras instituciones financieras internacionales y el sistema de Bretton Woods, pero seguramente no serán buenas”.

El 24 de septiembre, Maxine Waters, demócrata de California y presidenta del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, dijo que los hallazgos de la revisión de WilmerHale eran “muy preocupantes”, que la situación socavaba la reputación del Banco Mundial y que cuestionaba el liderazgo del FMI.

El 22 de septiembre, el representante French Hill, republicano de Arkansas y uno de los más fuertes críticos en el Congreso de la distribución de derechos de giro del FMI el mes pasado por US$650.000 millones y otros dos congresistas pidieron al Tesoro que brindara recomendaciones para garantizar la integridad estricta y transparente de los datos en los informes del FMI y el Banco Mundial.

Estados Unidos tiene poder de veto sobre las principales decisiones del FMI y el Banco Mundial.