La Organización Mundial de Salud confirmó que ya está trabajando en directivas para una distribución ética de vacunas contra el coronavirus. Según trascendió, la prioridad serán los que están en primera línea de riesgo, como médicos y policías, así como los más vulnerables a la enfermedad, que son ancianos y diabéticos. A estos se les suman las personas expuestas en zonas de alta transmisión, como barrios marginales. 

“Hay que comenzar con los más vulnerables y posteriormente vacunar de manera progresiva a más gente”, apuntó el genetista M. S. Swaminathan.

Rafael Vilasanjuan, miembro del consejo de dirección de Gavi (la alianza global para la vacunación), estimó que en principio la capacidad de producción mundial será de unos 2.000 millones de dosis por año, mientras que la población mundial alcanza los 7.500 millones de personas en “igualdad de riesgo”.

Una vez que se disponga de vacuna, cada país podría recibir el 20% de dosis correspondiente a su población. El país tiene que pagar por adelantado ese 20% y así promueve la producción en función de sus recursos y se asegura su cantidad de dosis.