La ciudad de LIma se encaminaba ayer a convertirse en escenario de la que probablemente sea la mayor protesta contra el Gobierno de Perú desde la salida de la presidencia de Pedro Castillo hace 40 días. Es que por la decisión de miles de ciudadanos, sobre todo del sur del país, de llevar su reclamo de elecciones inmediatas y renuncia de la mandataria Dina Boluarte a las puertas mismas del Ejecutivo, mientras persistían cerca de 100 bloqueos de rutas.

Desde varios puntos arrancaron masivos grupos que se concentrarán en Lima en una gigantesca marcha -aunque se desconocía cuándo-, pese a que el Gobierno habilitó a los militares a frenar a las columnas, en un virtual toque de queda.

El jefe de gabinete, Alberto Otárola, advirtió ayer que "hay un grupo pequeño organizado con financiado con dinero del narcotráfico y minería ilegal que quiere tomar el poder a la fuerza".

Perú vive una ola de protestas desde el 7 de diciembre pasado, cuando Boluarte sucedió a Castillo, destituido por el Congreso horas después de que anunciara el cierre del Legislativo y el establecimiento de un Gobierno de excepción con supresión de garantías constitucionales. Hasta ahora se registraron 42 muertes en las protestas.