Ilan Goldfajn fue elegido nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) luego de un acuerdo decisivo entre Estados Unidos, Canadá, Brasil y la Argentina, que retiró la candidatura de Cecilia Todesca, y negoció quedarse con tres cargos en la nueva administración, incluida una de las vicepresidencias del banco regional de desarrollo, confirmaron fuentes del BID y del gobierno argentino.

Luego de febriles negociaciones, el acuerdo forjado al más alto nivel entre Estados Unidos, Canadá, Brasil y la Argentina terminó por encumbrar a Goldfajn, quien fue propuesto por el gobierno de Jair Bolsonaro, como el candidato de consenso de la región para liderar el principal banco de desarrollo del hemisferio tras la traumática gestión y el escandaloso despido de Mauricio Claver-Carone.

Goldfajn obtuvo el 80% de los votos, indicaron fuentes en Washington, en una reunión extraordinaria de la Asamblea de Gobernadores del Banco, y asumirá el cargo el 19 de diciembre por un período de cinco años, informó el BID.

La elección para la presidencia del BID aparecía abierta hasta este domingo a primera hora. Sin un consenso que unificara a América latina y el Caribe detrás de un candidato común, la elección iba a contar con la participación de los cinco candidatos postulados por la Argentina, Brasil, México, Chile y Trinidad y Tobago. Pero antes de este fin de semana ya había dos candidatos que aparecían con ventaja respecto del resto para quedare con el cargo: Goldfajn, de Brasil, y Nicolás Eyzaguirre, de Chile. Eyzaguirre mantuvo su postulación. Todesca fue la única candidata que se bajó antes de la votación, una movida que el Gobierno confirmó el domingo por la mañana.

A partir del acuerdo, la Argentina se quedará con tres cargos: la Vicepresidencia de Sectores, la Gerencia de Infraestructura, y un nuevo Instituto de Género e Igualdad, que será parte de la nueva gestión del BID, adelantaron fuentes oficiales. Los nombres para esos cargos todavía no están definidos.

“Siempre buscamos un consenso. La región tiene que trabajar junta, los desafíos y las oportunidades son compartidas y hemos acordado también una agenda de trabajo con una perspectiva y temas que nos parecen estratégicos para el desarrollo económico y social”, dijo Cecilia Todesca.

Para llegar a la presidencia del BID, un candidato debe obtener una mayoría del poder de voto de los países miembros y contar, además, con el respaldo de al menos 15 de los 28 países regionales. El gobierno de Joe Biden jugó un papel decisivo en la elección: Estados Unidos es el principal accionista del BID con un 30% del poder de voto. El acuerdo regional le había asegurado a Goldfajn el apoyo del 56,7% del capital accionario del banco, una mayoría que le permitía cumplir con la primera condición, y arrastrar de esa forma el apoyo necesario del resto de los países para ser elegido presidente.

Al final, Goldfajn se quedó con el 80% de los votos, y logró el respaldo de 26 países, incluidos 17 de la región. Gerardo Esquivel, el candidato del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de México, logró el apoyo del 8,2% de los votos, y apenas tres países; Gerard Johnson, de Trinidad y Tobago, fue respaldado por seis países, y consiguió el 1,6%, y Eyzaguirre logró el apoyo de 12 países, incluidos dos regionales, y el respaldo del 9,9% del capital, según el resultado final de la votación al que accedió LA NACION.

Antes del acuerdo, los dos candidatos que aparecían mejor posicionados para cruzar la línea final eran Goldfajn y Eyzaguirre. El convenio forjado entre Brasilia, Washington y Buenos Aires terminó de volcar la balanza a favor de Goldfajn. Su llegada al BID dejará vacante la dirección del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), donde Goldfajn coordinaba el programa del Fondo con la Argentina. Ese cargo ha sido ocupado de manera interina por Nigel Chalk. El Fondo ahora deberá buscar un reemplazante para Goldfajn, que ocupó el cargo menos de un año.

Idas y vueltas

La elección tuvo una alta dosis de incertidumbre y misterio hasta los minutos finales. Aunque Goldfajn siempre fue el favorito, el candidato brasileño había quedado mal parado por las idas y vueltas y las posiciones ambiguas del equipo del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. La victoria de Lula generó incertidumbre acerca de si Goldfajn podía llegar a ser el candidato del consenso de la región sin un apoyo explícito de Lula, al haber sido propuesto por el gobierno de Bolsonaro, un mandatario enfrentado con el gobierno de Biden –donde se veía con buenos ojos la candidatura de una mujer, algo que tampoco prosperó– y buena parte de América latina, que giró a la izquierda. Bolsonaro dejará además el Planalto a principios del año próximo.

Guido Mantega, quien fue ministro de Finanzas de Lula, hizo gestiones incluso para postergar la elección, una alternativa inviable que nunca levantó vuelo, pero que muchos vieron como una zancadilla al brasileño.

Pero esta semana dejó una señal que volvió a darle fuerza a la candidatura de Goldfajn. Celso Amorim, quien primero también había dicho que prefería que la elección del BID se postergara, dijo que no tiene nada “en contra” de Goldfajn, que el futuro gobierno puede trabajar con él, y que querían un candidato de consenso.

“Personalmente, yo, y ciertamente la mayoría, no tengo nada en contra, pero tampoco tenemos por qué hacer un esfuerzo. Si gana Ilan, gana. Vamos a trabajar con él. Y el trabajará con nosotros. No le veo problema, es una persona, creo, que tiene una visión republicana”, indicó Amorim.

Aunque la declaración de Amorim quedó lejos de ser un respaldo explícito y contundente, hubo quienes la leyeron como un apoyo velado, tácito y suficiente, y el único respaldo público que podía esperarse dado el escenario doméstico que enfrenta Lula, con divisiones en el Partido de los Trabajadores –donde Goldfajn tiene menos apoyo e incluso algunos rechazos– y su alianza con Gerardo Alckmin, quien siempre estuvo a favor de su nominación. Goldfajn siempre buscó mostrarse como un candidato apartidista, independiente, técnico. En el último debate entre los candidatos antes de la elección, Goldfajn había apelado a una analogía futbolística para retratar su situación.

“Les puedo asegurar que todos con quienes hablo en Brasil me apoyan, y les puedo asegurar que no hay nadie en Brasil que tenga alguna objeción a mi candidatura”, dijo Goldfajn este viernes en un evento del Atlantic Council. “Vamos a tener un Mundial, América Latina y el Caribe aman el fútbol, y el entrenador decide quiénes son los jugadores. El 99 por ciento entiende que esos son los jugadores, pero siempre hay un 1 por ciento que dice, bueno, quiero a mi jugador de mi equipo. Pero puedo asegurarles, cuando comience el Mundial, todos los brasileños hincharán por su equipo”, afirmó.

Aun sin el respaldo público y contundente de Lula, Goldfajn logró llegar a la presidencia del BID.

Fuente: La Nación