Bajo fuego. En las tareas de extinción del incendio participan 400 bomberos y hay 18 cañones de agua y medios aéreos y acuáticos. Una enorme columna de humo flotó sobre la ciudad y la ceniza cayó sobre una gran área de París.

La aguja de la catedral de Notre Dame se desploma por las llamas. Miles de personas, turistas y locales,
observan la escena en directo con espanto y muchos no pudieron reprimir un grito o las lágrimas. Siglos de historia francesa y europea eran devorados por el fuego ante el estupor de los presentes. Tras varias horas, el fuego seguía casi inmutable y nadie podía asegurar que las llamas alcanzaran las dos torres del edificio a pesar del esfuerzo de 400 bomberos y los rezos y plegarias de miles de fieles que entonaban cánticos religiosos o la Marsellesa, el Himno de Francia. Pero entrada la noche, un vocero de Bomberos 

despejaba esa duda. Dijo que las torres de la catedral "estaban a salvo". En ese sentido, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, adelantó que "lo peor fue evitado, pero que la batalla no estaba ganada". Y destacó que "las próximas horas van a ser difíciles", aunque dejó un mensaje de esperanza para los parisinos, los franceses y cristianos del mundo: anunció que volverán a construir la catedral de Notre Dame. 

"Será el desafío que tendremos en los próximos años. La vamos a volver a construir porque es nuestra historia, y lo que nuestro destino merece". "Notre Dame es nuestra historia, el lugar donde vivimos nuestras guerras y liberaciones, es desde donde parten todas las distancias. Es la catedral de todos los franceses, aun los que nunca estuvieron aquí", reflexionó el jefe de Estado.

Según Macron, "la fachada y la torre principal no fueron destruidas" y añadió: "En esta Semana Santa sé lo que sienten los católicos. Es la catedral de los parisinos".

El fuego, originado por causas todavía desconocidas en el tejado, que estaba en restauración, también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo.

Así vivió ayer la ciudad de París, el trágico incendio de seis horas que dejó casi herida de muerte a su mayor emblema religioso y un ícono de la cultura mundial. 

La catedral de Notre Dame es, junto a la torre Eiffel, uno de los grandes atractivos de la ciudad y una de las obras maestras del arte gótico con más de 800 años de historia. Anualmente recibe la visita de unos 13 millones de turistas.

La pesadilla, justo en Semana Santa, comenzó a las 18.50 de Francia, las 13.50 de la Argentina. El fuego se inició en el techo de la catedral donde predominaba la construcción de madera, que desde este mes estaba siendo restaurada. La principal hipótesis que investiga la Fiscalía de París es que se trató de un accidente caratulado como "destrucción involuntaria por el incendio", aunque en la cabeza de muchos franceses, marcados a fuego por el terrorismo en la última década, sobrevoló la idea de un atentado.

El fuego afectó en un principio a toda el área ubicada alrededor de la famosa aguja central agregada en el siglo XIX al templo medieval, que terminó cayendo como consecuencia de las llamas. Después las llamas se propagaron por otros sectores.

Rodeada por el río Sena. Los parisinos que miraban el incendio desde la orilla gimieron cuando la aguja cedió y se hundió en el fuego.

Antes de desplazarse hasta la catedral, Macron canceló un discurso de gran importancia que debía retransmitirse por televisión a las 20 hora local, en el que se esperaba el anuncio de medidas para intentar cerrar la crisis de los "chalecos amarillos" que con sus protestas también han generado destrozos en París.

"Todo se está quemando. Todo está ardiendo, del marco, que data del siglo XII en un lado y del siglo XIII, en el otro, no quedará nada", lamentó André Finot, portavoz de la catedral. Y agregó: "Tenemos que ver si la bóveda, que protege la catedral, será tocada o no". A partir de ahora no solo la investigación judicial será clave. También la evaluación sobre el edificio determinará cómo y cuándo podría se reconstruida.

La catedral de Notre Dame comenzó a construirse en 1163 y fue culminada en 1345 y se encuentra en la isla de la Cité, en el río Sena.

El fuego duró 6 horas y destruyó el techo y la emblemática aguja de la catedral. Las dos torres estarían a salvo.

Quasimodo la hizo famosa e inmortal

La catedral Notre Dame de París, no sólo es en sí una de las grandes joyas de la arquitectura gótica, sino que ha inspirado a escritores y artistas durante sus ocho siglos y medio de historia.

El creador que probablemente más ha contribuido a consagrarla como uno de los símbolos de la capital francesa es Victor Hugo con su libro "Notre Dame de Paris" publicado en 1831, que dignificó el

edificio más allá de su dimensión religiosa, que la había puesto en peligro durante la fase más convulsa de la Revolución Francesa.

Víctor Hugo, en particular con su personaje del jorobado, ha inmortalizado el perfil de una catedral que ha sido el escenario de múltiples adaptaciones cinematográficas de esa obra literaria, incluso por la "fábrica de los sueños" de Disney. Una de la más conocidas de esas adaptaciones para la gran pantalla fue la de Jean Delannoy en 1956, que contó con dos actores de excepción: Gina Lollobrigida en el papel de Esmeralda y Anthony Quinn como Quasimodo.

La magnificencia del interior del edifico también ha quedado en la memoria colectiva gracias a los pinceles de Jacques Louis David, que pintó en grandes dimensiones (629 x 979 centímetros) "La consagración de Napoleón".

David servía así la ambición de Napoleón que había conseguido tomar el control de las riendas de la Revolución Francesa y escenificó su poder haciéndose coronar allí el 2 de diciembre de 1804.