El presidente venezolano, Nicolás Maduro, expresó su "mayor y absoluto rechazo" al informe de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, sobre la situación en el país caribeño, y advirtió que las "falsas acusaciones" del documento pueden ser utilizadas como justificativo por quienes impulsan una intervención en su país.

El ministro de Exteriores, Jorge Arreaza, hizo pública este viernes la carta que Maduro envió a Bachelet en respuesta a su informe del 5 de julio sobre Venezuela, en el que acusa al gobierno chavista de reducir el espacio democrático e incumplir la obligación del Estado venezolano de garantizar los derechos a la alimentación y a la salud.

En la carta, fechada el 11 de julio, Maduro denuncia que se trata de un informe "profundamente lesivo a la dignidad del pueblo venezolano y a la verdad de la situación de los Derechos Humanos en Venezuela": "Lamentablemente, salta a la vista que no escuchó a Venezuela".

El líder chavista reprocha a Bachelet que el texto es un "calco" de los elaborados por su predecesor, Zeid Raad al Husein, "que orientó su gestión a la construcción de un ilegal e inmoral expediente contra Venezuela con el único objetivo de criminalizar al Estado venezolano".

"Su reporte se alinea de manera lamentable con el relato mediático y político impuesto desde Washington (...) al repetir el guión acerca de la existencia de un supuesto gobierno dictatorial y de una supuesta crisis humanitaria, justificadora de una intervención para quienes anhelan (...) hacerse raperamente con nuestros inmensos recursos naturales", critica el mandatario.

Para Maduro, el demoledor informedifundido la semana pasada está "plagado de falsas afirmaciones, tergiversaciones y manipulaciones en el uso de datos y fuentes", lo que hace que sea "un reporte carente de equilibrio y rigor, abiertamente parcializado, que presenta un panorama distorsionado de la situación de Derechos Humanos" en Venezuela.

El documento presentado por la ex presidenta chilena, luego de su visita a Venezuela a fines de junio, donde se reunió con el propio Maduro y otros funcionarios, y con líderes de la oposición, Bachelet denunció graves violaciones a los derechos humanos.

Entre otras cosas, mencionó 6.800 ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, entre enero de 2018 y mayo de 2019, la mayoría de ellas cometidas por paramilitares, entre otros delitos contra los derechos humanos, además del incumplimiento del gobierno en su obligación de asegurar para la población necesidades básicas como alimentación y salud.

Aunque niega nuevamente la existencia de la crisis humanitaria, Maduro reconoce en su carta "los desafíos que tenemos en materia de Derechos Humanos", que atribuye una vez más a "la aplicación ilegal, ilegítima y criminal de medidas coercitivas unilaterales (por parte de Estados Unidos) dirigidas a producir el colapso de Venezuela".

El presidente denuncia que el país "está siendo víctima de graves agresiones por la potencia bélica más salvaje que ha conocido la Historia de la Humanidad" y compara la situación con "el Chile de (Salvador) Allende entre 1970 y 1973". El presidente socialista chileno murió durante el asalto al Palacio de La Moneda que puso fin a su gobierno y dio inicio a la dictadura del general Augusto Pinochet, bajo la cual Bachelet y su padre fueron torturados. Él murió y ella y su madre tuvieron que huir de Chile.

"Usted ha cedido a las presiones que sé que existen para torcer su misión y, tristemente, se ha puesto del lado de los verdaderos violadores de los Derechos Humanos del pueblo venezolano, abriendo así la puerta a quienes plantean una intervención directa en Nuestra Patria (América Latina)", lamenta Maduro.

Con todo ello, exige a Bachelet una "inmediata rectificación". Y advierte a la ex presidenta chilena que con este informe "ha dañado los esfuerzos realizados por el Estado venezolano para normalizar las relaciones" entre la Oficina de la Alta Comisionada y Venezuela.

Bachelet, tras su visita a Venezuela, dejó a dos representantes de su Oficina para que continuaran su trabajo con miras a establecer una delegación permanente en Caracas, tal y como le había solicitado el líder opositor Juan Guaidó.

Más de 50 países declararon a Maduro como un "usurpador" y reconocieron como presidente interino del país caribeño a Juan Guaidó, quien se juramentó a la cabeza del Poder Ejecutivo por encargo de la Asamblea nacional (AN, parlamento), dominada por el antichavismo.