El presidente estadounidense, Barack Obama, aplaudió ayer el "extraordinario" ascenso de Brasil en la escena mundial, pero se abstuvo de respaldar el antiguo deseo de su anfitrión de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Al comienzo de un viaje de cinco días a América Latina, Obama firmó ayer una serie de acuerdos de comercio y energía con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y dijo que su visita era una oportunidad "histórica" para fortalecer lazos con la mayor economía de la región. "El extraordinario ascenso de Brasil ha captado la atención del mundo", dijo a Rousseff. "EEUU apoya con entusiasmo el ascenso de Brasil", agregó.

Las crisis en Libia y Japón amenazaron con opacar la visita, pero Obama está entusiasmado con que este viaje genere lazos comerciales y asegure una mayor participación estadounidense en el robusto crecimiento económico de América Latina.

Rousseff dijo que ve el aumento del comercio y la alianza estratégica con EEUU como maneras de continuar con el reciente éxito de Brasil en sacar a millones de personas de la pobreza. Sin embargo, Rousseff también asomó un tono confrontacional cuando detalló una serie de quejas tanto del comercio como de la política monetaria de EEUU.

Rousseff llamó a una "relación entre iguales" y dijo a Obama que la creciente influencia económica de Brasil se había ganado un mayor rol en los organismos internacionales, como la ONU.

En una declaración conjunta, Obama y Rousseff dijeron que reconocían la necesidad de reformar la ONU y Obama "expresó su aprecio por la aspiración de Brasil" de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad. Pero no declaró explícitamente su apoyo, como lo hizo con India cuando visitó Nueva Delhi en noviembre.

Más tarde, antes de partir a Río de Janeiro donde cumplirá hoy un programa que incluirá un discurso en el teatro Municipal, Obama aprovechó para reunirse con empresarios y ejecutivos de firmas estadounidenses y brasileñas. Ante ellos confesó que veía un enorme potencial en los campos petrolíferos de Brasil descubiertos recientemente, que podrían convertirlo en uno de los mayores exportadores de energéticos del mundo en la próxima década. "Queremos ser uno de sus mejores clientes", insistió Obama.

No hubo mayores hitos sobre comercio, pero los líderes acordaron una serie de convenios preliminares que apuntan a impulsar la inversión y la cooperación en ámbitos que van desde la tecnología espacial al desarrollo conjunto de biocombustibles para la aviación.

También consensuaron que Washington aportará 1.000 millones de dólares en financiamiento para proyectos de infraestructura en el sector petrolero de Brasil, y un acuerdo por separado buscará mejorar la cooperación en infraestructura y seguridad de Brasil para la Copa del Mundo 2014 y las Olimpíadas 2016.