En el momento de la catástrofe, de la Rosa por cuestiones laborales, se encontraba en la ciudad de Kobe a mil kilómetros de su esposa, Alejandra Sato, y de sus dos hijos: Angelina, de nueve años y Valentino, de seis.

El hombre dialogó con la prensa en su regreso al norte del país y dijo que “mi esposa me mandó un mensaje de texto diciendo, hay un terremoto tremendo, se cae todo. Te amo”. Desde ese momento no supo más de ellos.

En Japón residen 4500 argentinos y ninguno de ellos había sufrido percances según las declaraciones realizadas por el embajador Raúl Dejean Rodríguez.