Hay una sola cosa que la fortuna de Elon Musk no puede comprar: la presidencia de los Estados Unidos. Para todo lo demás, existe su abultada e interminable billetera.

Musk, el multimillonario dueño de Tesla y X nacido en Sudáfrica, demostró que es capaz de influir en el inquilino temporal de la Casa Blanca, como la hecho con Donald Trump hasta su mediático divorcio, pero no puede ser electo presidente por no haber nacido en los Estados Unidos.

Esa es su mayor traba que pone un límite a sus ambiciones políticas. Pero ese obstáculo no le impide intentar poner patas para arriba a la democracia estadounidense y a su sólido sistema bipartidista. Con ideas conservadoras y un coqueteo incipiente con el movimiento libertario local, busca crear desde cero su propia agrupación para desembocar en el Capitolio el año próximo. Se trata del America Party (Partido América).

Musk aportó 200 millones de dólares para apuntalar la campaña de Trump. A cambio, el magnate republicano lo sumó a su gobierno como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).

Desde allí Musk despidió a miles de trabajadores estatales, cerró dependencias federales, recortó subsidios y programas sociales y lanzó una verdadera cacería de brujas contra el sector público.

Pero el deficitario presupuesto de ley de Trump, aprobado por el Congreso, provocó el quiebre en la relación. Musk cuestionó en duros términos el proyecto. Según dijo, era “una abominación repugnante”.

La escalada no se detuvo ahí. Musk renunció a su cargo. Hubo acusaciones cruzadas y hasta una amenaza concreta de Trump de deportarlo a pesar de que el empresario es ciudadano estadounidense naturalizado. Todo se resolvió con una llamada telefónica para limar asperezas. Musk incluso pidió perdón por involucrar al presidente en los archivos del fallecido pedófilo Jeffrey Epstein. Fue un escándalo más acorde con un programa de chismes del espectáculo.

Las aguas finalmente se calmaron. Pero ahora Musk va por más. Busca irrumpir con su propio partido en las elecciones de medio término del año próximo y alcanzar un puñado de bancas en el Capitolio. Si lo logra se convertiría en un influyente poder negociador para inclinar la balanza legislativa en medio de una gran paridad de fuerzas entre Republicanos y Demócratas.

Elon Musk busca socios y coquetea con el Partido Libertario
Musk no perdió el tiempo y comenzó a tejer alianzas. Según el portal Politico, ya se reunió con el empresario de origen taiwanés y ex precandidato presidencial demócrata, Andrew Yang, fundador del Foward Party (Partido de Avanzada).

“Apoyo con entusiasmo a cualquiera que quiera abandonar el duopolio. Y me complace ayudar a dar una idea de cuál es el camino”, dijo Yang. Incluso, afirmó que podría ayudarlo a reclutar candidatos.

No fue el único en mostrar interés en su proyecto político. También lo hicieron el empresario Mark Cuban (exdueño de los Dallas Mavericks, la popular franquicia de la NBA), el financista Anthony Sacaramucci (administrador de fondos de alto riesgo estadounidense) y el inversor tecnológico Tyler Palmer.

Pero Musk también empezó a coquetear con los movimientos minoritarios No Labels (Sin Etiquetas) y el Partido Libertario.

“Musk podría hacer que un esfuerzo de un tercer partido sea inmediatamente viable, y eso cambia el juego”, dijo Ron Nielson, quien dirigió la campaña del candidato libertario Gary Johnson para presidente en 2016.

Los libertarios están presionando a Musk a través de esa red social para que se una a ellos. El partido tiene ya una infraestructura armada y su plataforma coincide con las ideas de Musk, más afines a las del presidente Javier Milei.