Felix Baumgartner, el deportista extremo que pasó a la historia por lanzarse desde la estratósfera en 2012, murió este jueves 17 de julio a los 56 años en un trágico accidente de parapente en Italia. La noticia fue confirmada por la cadena RAI y replicada por medios europeos como Heute, generando conmoción en todo el mundo.
El accidente ocurrió cerca de las 16 horas en Porto Sant’Elpidio, una localidad turística de la costa adriática. Baumgartner sobrevolaba la zona en un parapente motorizado cuando sufrió un malestar repentino y perdió el control. La aeronave cayó en la piscina de un complejo hotelero, provocando heridas leves a una joven. Según los primeros reportes, el austríaco habría fallecido antes del impacto.
El mundo del deporte lamenta la pérdida de uno de sus íconos más audaces. Nacido en Salzburgo, Baumgartner fue paracaidista militar y dedicó su vida a romper límites: desde saltos base en rascacielos hasta vuelos sin motor cruzando el Canal de la Mancha.
Su hazaña más recordada fue el salto del 14 de octubre de 2012, cuando se arrojó desde 39.068 metros de altura como parte del proyecto Red Bull Stratos. En esa caída libre superó la velocidad del sonido —1.341,9 km/h— y rompió tres récords mundiales: el salto desde mayor altitud, el vuelo tripulado en globo más alto y la mayor velocidad sin asistencia mecánica.
Baumgartner no solo cautivó al público por su destreza técnica, sino por su carisma y capacidad de inspirar. Su legado marcó un antes y un después en los deportes extremos, siendo referente para nuevas generaciones de aventureros que hoy lo despiden como un verdadero pionero del aire.

