Notable. Ignacio Liñán, abrazado por Nahuel Castro, grita su gol con el alma. Los juveniles de Estudiantil dieron la nota y le ganaron con justicia a UVT.

UVT era el que estaba obligado. Ni siquiera a ganar. Sólo a empatar. Estudiantil lo sabía y armó su juego en base a una defensa bien plantada, a respetar las marcas con los ojos bien abiertos y a ser efectivo cuando se presentaran las ocasiones. Así, en ese escenario, el que las hizo todas fue el Albiverde. Y el que fracasó en la mayoría fue la UVT.

El inicio mostró la paridad de fuerzas. Aunque el local mostraba que quería más. Mena y Ortiz se perdieron goles casi cantados. Estudiantil mostraba empeño pero le faltaba fuerza en los últimos metros. No extrañó que el trinitense se pusiera en ventaja. Como tampoco sorprendió a la gente que Estudiantil lo diera vuelta, porque después de aquel gol de Ortiz, el visitante fue dueño absoluto del trámite. Los tantos Albarracín y Menéndez dejaron demasiado nervioso a UVT como para que se le pasara en el entretiempo.

En el complemento, la visita dejó en claro que estaba dispuesto a dar el golpe. Liñán estampó el 3-1 y el local ya estaba atontado. Pero de pronto cobró vida porque Pósito empató y, aunque Liñán volvió a marcar para Estudiantil, un nuevo gol de Ortiz pareció encender la ilusión por el empate que lo depositaba en el título. Estudiantil fue inflexible y con goles de Menéndez y Ponce cerró la persiana y ganó 6-3.