Como si los futbolistas hubieran decidido adelantar las vacaciones, Huracán y Boca jugaron en Parque Patricios un partido caracterizado por el tedio en el cual el 0-0 final fue una resultante inevitable. El fútbol apenas puede mencionarse en los intentos de Mario Bolatti no correspondidos ni por sus compañeros ni por sus rivales, y en cuanto a lo marginal, debe señalarse los cantos de los hinchas locales en contra de la conducción del club y en favor de el ex entrenador Angel Cappa.

A su vez, en esa misma dirección, y por lo visto en el Tomás Ducó, la tribuna de Boca parece haber aceptado con extraña resignación el gris presente de su equipo.

El primer tiempo fue menos que mediocre, acorde con la actualidad de ambos y con su híbrido derrotero a lo largo de este torneo Apertura, con pocas acciones de riesgo.

El segundo período estuvo a tono con el primero y si bien hubo mayores riesgos para los arcos casi todos ellos fueron consecuencia directa de gruesas fallas defensivas. Lo tuvo Banegas, en una acción que resolvió bien Abbondanzieri, después Gary Medel envió un centro desde la derecha, chocaron Paolo Goltz y Ezequiel Filipetto, pero Guillermo Marino remató alto. También Martín Palermo, pero Jerez le ahogó el grito.

El árbitro Patricio Loustau tuvo poco trabajo y sus decisiones no influyeron en una época donde el referato está bajo la lupa.

Así se fue el encuentro, con más dudas que certezas para Basile, mientras los dirigentes de Boca hablan con el manager Carlos Bianchi sobre refuerzos, y Huracán, por su parte, está en plena etapa de transición con Rivoira.