El plantel de Boca volvió de Brasil, donde perdió en los penales con Mineiro por los octavos de final de la Libertadores, y quedó aislado en un hotel porteño, donde se quedará una semana por protocolo luego de que el Ministerio de Salud interpretara que, con los incidentes que protagonizaron jugadores y directivos, se rompió la burbuja para evitar los contagios de covid-19. El aislamiento impedirá que Boca juegue en igualdad de condiciones sus próximos dos partidos por el torneo de la Liga Profesional de Fútbol (LPF), el sábado ante Banfield por la segunda fecha y el martes con San Lorenzo, por la tercera.

Aunque todavía no hubo una comunicación oficial al respecto, el club pediría la postergación de ambos encuentros. Si la LPF rechaza la solicitud, Boca deberá presentar un equipo integrado por jugadores de Reserva y Cuarta división.

Más allá de que en primera instancia se había informado que Boca no rompió la burbuja sanitaria, requisito para evitar el aislamiento al regresar, el ministerio fue en sentido contrario luego de analizar las imágenes de lo sucedido anoche en el estadio Mineirao.

"En virtud de los hechos conocidos se dispone que al ingreso al país (la delegación de Boca) deberá aislarse por siete días en el dispositivo previsto por el club, según las previsiones vigentes para delegaciones deportivas en eventos internacionales y en su caso, hacer las prácticas en modalidad burbuja, sin intervención ni interacción con terceros", comunicó el ministerio.

"En dicho aislamiento, el club será quien deba responder por el control médico de los integrantes del plantel de fútbol, realizando el test PCR del día siete, evitando traslados o circulación con terceros o cualquier otra actividad social. Todo ello para garantizar una burbuja que supere cualquier posible desvío", agregó. Los jugadores de Boca se enteraron de la obligación de aislarse una vez que aterrizaron en Ezeiza, alrededor de las 18.30.

Allí mismo los jugadores fueron hisopados (todos los resultados fueron negativos) y, con un notorio malhumor por la medida, se trasladaron al Hotel Intercontinental.

Un equipo de emergencia

El aislamiento de los jugadores que viajaron deja disponibles a apenas 11 profesionales, de los que dos están lesionados (los volantes Eduardo Salvio y Agustín Almendra) y otro, el defensor colombiano Frank Fabra, está cumpliendo el protocolo sanitario tras retornar de su país luego del fallecimiento de su padre.

De los otros ocho apenas jugaron en Primera división los juveniles Nahuel Valentini y Valentín Barco, además del mediocampista colombiano Edwin Cardona, que se tendría que reincorporar mañana a los entrenamientos luego de siete días de aislamiento.

Al finalizar la Copa América, en la que participó con su selección, Cardona viajó a su país en lugar de regresar directamente a la Argentina, como pretendían los directivos boquenses.

Ahora Boca pedirá la postergación de los encuentros con Banfield y San Lorenzo, pero hay opiniones encontradas respecto de la respuesta que dará la Liga Profesional de Fútbol. Por lo pronto, el reglamento impide la suspensión de los partidos por el covid-19. Si bien en Boca tienen la intención de suspender el partido del sábado ante Banfield, en el Xeneize tienen que empezar a pensar un posible 11 en caso de que sí se deban desarrollar los encuentros por la Liga Profesional

ANTECEDENTES

Equipos argentinos en escándalos en Brasil


Con los incidentes registrados en Belo Horizonte tras el partido Mineiro-Boca se sumó a la lista de equipos argentinos involucrados en escándalos en territorio brasileño. En mayo de este año, Independiente viajó a Bahía para enfrentar al equipo local por la Copa Sudamericana y por decisión de las autoridades sanitarias brasileñas, la delegación estuvo más de quince horas varada en el aeropuerto. En medio de las gestiones, los futbolistas Arregui y Insaurralde tuvieron un altercado con las fuerzas de seguridad del aeropuerto y fueron demorados por unas horas.

En abril de 2013, Arsenal vivió algo similar a lo de Boca: mismo rival, misma policía pero distinto escenario ya que ese partido por Copa Libertadores se jugó en el estadio Independencia de Belo Horizonte. Luego del partido, que terminó en derrota 5-2 para el conjunto del Viaducto, al menos cuatro jugadores de Arsenal fueron detenidos para ser interrogados después de sostener un enfrentamiento con la policía en medio del campo de juego.

En diciembre de 2012, Tigre fue víctima de uno de los episodios más oscuros, ya que en el entretiempo de la final de la Copa Sudamericana contra San Paulo fueron agredidos por la policía y la seguridad privada del club.

En junio de 2005 por la semifinal de la Libertadores, River tenía que jugar en San Pablo y antes del partido el micro fue emboscado por los hinchas rivales que rompieron a piedrazos seis de las ventanillas y la puerta.

Unos meses antes, en abril de 2005, Leandro Desábato, defensor de Quilmes, fue arrestado en San Pablo después de un partido en el que había proferido términos discriminatorios hacia el delantero brasileño Grafite.

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