Nada es para siempre, podría haber sido otro título de esta crónica. Para Del Bono porque su falta de puntería tenía que terminarse algún día y porque en Unión el corazón de los jugadores y el cuerpo técnico que hacen frente a los problemas económicos del club, no siempre alcanzan. Anoche se notó la diferencia entre uno y otro. Y si encima el Azul se quedó con diez antes de la decena de minutos porque Estrada se hizo expulsar, las diferencias se multiplicaron. Fue cuestión que los locales ajustaran la mira para sumar los primeros tres puntos en el torneo por el grupo G del Argentino B y así quitarse la espina del debut histórico con la luz artificial de hace siete días.
Cómo estará Unión de complicado en los extra futbolístico que el plantel llegó recién quince minutos antes del partido, es decir 20.45. A esa altura, hacía quince minutos que Del Bono ya estaba calentado en la cancha. Esa disparidad estuvo en el juego. El Luto Molina tuvo una gran noche e hizo jugar al resto. Ríos contó con un par de chances y las desperdició. Gutiérrez pifió un derechazo y el propio Molina reventó el travesaño con un zurdazo.
Esa falta de eficacia se modificó en el complemento. Todo se simplificó a los 9′ cuando Núñez armó una pared con Gutiérrez que terminó en el toque sutil de derecha del Petinato para el 1-0. Lo más difícil estaba concretado. Encima, al toque Fernández cerró una jugada exquisita a nivel colectiva con un remate de derecha bajo. 2-0 y a otra cosa. Unión fue con lo que tenía, pero esta vez no pudo. Guerra debió marcar más que jugar y así Sosa fue un auténtico espectador de lujo.
Despertó Del Bono, un equipo que tiene con qué hacerse fuerte en esta segunda parte de la temporada. Despertó Unión, porque de sus conflictos porque nada es para siempre.

