Contracara. Algunos jugadores argentinos decidieron aplaudir tras la obtención de la medalla por el subcampeonato, mientras que a otros la tristeza los invadió. Varios de este plantel seguramente tendrán su "revancha".

Solo los más pesimistas argentinos habrán imaginado una final como la que se terminó dando, con un partido que no fue tal y con una España aplastando a la Selección (95-75) para dejar a la albiceleste como hace 17 años nuevamente en el segundo escalón del podio. Claro que lo ocurrido ayer en Beijing tiene un sabor aún más frustrante visto desde el punto de vista que no cumplió con la premisa de todo equipo: competir. Desde el 11-2 en los primeros minutos, que desembocaron en el "¿qué les pasa muchachos? Parecen otro equipo" de Sergio Hernández, la definición por el título tuvo poco de suspenso.

El dolor por la derrota y también su forma tan inesperada no pueden generar el error de hacer un balance apurado y sin mirar un poco más allá. El Mundial no es solo esta última imagen hasta "indigna" de un subcampeón mundial.

Argentina llegó a este certamen con un plantel que debía demostrar que no estaban muy lejos de la Generación Dorada. Ese objetivo se cumplió y se tradujo en el boleto a los Juegos Olímpicos de "Tokio 2020", uno de los principales objetivos a cumplir en China. Se disputaron ocho partidos y se salió victorioso en siete. No solo se ganó, sino que se realizó una producción que admiraron todos. Muchos se sorprendieron claro. Un dato: 7 de los 12 jugadores que eligió Sergio Hernández fueron debutantes en torneos ecuménicos. Esa inexperiencia la compensaron Luis Scola y el Oveja Hernández. Debieron cargar con la mochila que antes no existía cuando en el plantel estaba Ginóbili, Nocioni, Prigioni, Gutiérrez, Oberto y otros tantos jugadores con centenares de batallas sobre la espalda.

Algo tan cierto como que Facundo Campazzo, Patricio Garino, Gabriel Deck, Marcos Delía y, en menor medida debido a su suplencia, Nicolás Laprovittola, se encargaron de ser los mejores laderos de Luifa. Aportaron en defensa y en ataque en iguales medidas, y eso derivó en que Argentina haya sido en el Mundial uno de los aros menos goleados del torneo. Solo España le marcó más de 90 puntos. Y en los otros siete partidos, Serbia y Nigeria le anotaron más de 80. Los otros cinco rivales se quedaron en menos de 70, todo un mérito ante ofensivas muy poderosas integradas por jugadores de elite de Europa e incluso la NBA.

El juego en conjunto estuvo por arriba de cualquier individualidad. "Nadie es más importante que el equipo. Nadie. No hay otro mensaje más claro que ese", enfatizó Hernández en la previa al Mundial, ya con el oro obtenido durante la preparación en los Panamericanos de Lima. Una medalla que hacía 24 años no se obtenía por el lado de la albiceleste. Ese evento marcó un quiebre en la preparación.

Mucho se habló de cuánto influyó en la Generación Dorada el subcampeonato mundial en "Indianápolis 2002". Como ese equipo, con Rubén Magnano de entrenador, supo convertir esa frustración dos años más tarde en uno de los momentos deportivos más importante de nuestro país con el oro olímpico en "Atenas 2004". Eso se verá en un futuro no tan inmediato y Scola fue claro ayer post derrota: "El día que perdimos la final contra Yugoslavia no creía que podía ser algo bueno y hoy tampoco estoy pensando en que capaz que el año que viene ganemos la final. Estoy muy triste ante todo".

Buscando explicaciones en porqué no se pudo, una puede ser que España cuenta con mejores jugadores actualmente. Tiene un plantel que encabeza Marc Gasol que sabe de este tipo de definiciones. Por caso, solo Scola estuvo en la final del 2002. Situaciones así no se pueden entrenar, aunque uno quizá pronostique algo de lo que vivirá. A eso, habría que sumarle que España tuvo un buen rendimiento en el momento más preciso y la Argentina falló cuando menos margen tenía. De todo se aprende.

Variante. El base argentino, Nicolás Laprovittola, contribuyó con 17 puntos ante los españoles.


Un paso menos
 

Al ser el mejor seleccionado americano ubicado en el Mundial (Estados Unidos fue el segundo ubicándose séptimo), Argentina se metió derecho en los Juegos Olímpicos de Tokio evitando un preolímpico que será muy complicado. Pese al papelón, EE.UU también obtuvo este boleto a la cita japonesa del 2020.

Finales

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Las que disputó Argentina, obteniendo sólo el título en la disputada como local en 1950 contra EEUU. Mientras que en 2002 perdió la definición con la ex Yugoslavia.


LA FINAL

No hubo equivalencias

Argentina perdió ampliamente con España por 95-75 en el estadio Wukesong Sport Arena de Beijing y finalizó como subcampeón en el Mundial de China 2019.

El encuentro jugado en la capital del gigante asiático tuvo los siguientes parciales: Argentina 14-23, 17-20, 16-23 y 28-29.

Los goleadores argentinos fueron Gabriel Deck (24 puntos) y Nicolás Laprovíttola (17 tantos), mientras que España tuvo como principal figura al interno Marc Gasol (14 unidades, 7 rebotes y 7 asistencias), con una entrega defensiva destacable, y el escolta Ricky Rubio (20, 7 y 3).

Argentina comenzó el partido con nervios, malas decisiones en la conducción de Facundo Campazzo e ineficaz a la hora de atacar, ya que los perimetrales no consiguieron quebrar con comodidad la primera línea.

España liquidó la historia en el tercer período, allí mató cualquier esperanza argentina de la mano de su interno Marc Gasol, dominador en ambos costados, en la electricidad de sus bases y en el manejo cerebral de Rubio en cada circunstancia.

En contraste con lo mostrado a lo largo del torneo, Argentina se convirtió en un cúmulo de arrestos individuales y ahí se vio la diferencia de experiencia y de jerarquía de los planteles.

El equipo ideal con Scola

El capitán argentino, Luis Scola integró el quinteto ideal del Mundial de China tras el subcampeonato conseguido. El porteño, de 39 años, terminó el campeonato como el mejor ala-pivote, con un promedio de 16.9 puntos, 7.1 rebotes y 1.5 asistencias en 29.5 minutos jugados.

Además del ex Ferro, al equipo lo completaron el serbio Bogdan Bogdanovic, el francés Evan Fournier y los españoles Ricky Rubio y Marc Gasol.

A su vez, Rubio, goleador de su equipo en la victoria final con 20 unidades, se llevó las consagraciones al mejor jugador del partido definitivo y del torneo.