No se trata de no tener pasión, sino de exteriorizarla de otra manera, como si el estadio del Bicentenario tuviera su propio estilo. Las tribunas vibraron por momentos, alternando gritos y aplausos con pasajes silenciosos, algo sin dudas llamativo para un complejo tan grande. El estadio estuvo casi a pleno, ya que hubo exactamente 23.105 personas (la capacidad es de 25.000 espectadores), según informó la organización.

Las tribunas que no estuvieron repletas fueron las cabeceras, en tanto que las plateas desde temprano ya tenían un gran marco. Allí hubo banderas de diferentes clubes, no sólo de los que integran la Unión Sanjuanina de Rugby, sino también de Mendoza y de otras provincias. El apoyo al equipo fue generalizado, aunque la salida de Kremer al ser reemplazado levantó aplausos y el jugador más aplaudido fue Agustín Creevy, quien ingresó en el complemento.

No obstante, no hubo un aliento constante, ni los cantos típicos de tribuna que no paran, sólo momentos de apoyo reactivos a alguna acción de peligro y, por supuesto, a los tries argentino. De hecho, Mallía y Matías Moroni agitaron los brazos pidiendo aliento en la segunda manga, lo que motivó el "Pumas, Pumas" que bajó de las tribunas.

Ya en los últimos cinco minutos, quizás porque la tensión había desaparecido de la mano de la goleada, aumentó al aliento de los espectadores y el try de Boffelli terminó en ovación y aplausos, para cerrar una tarde inolvidable.