Privilegiados. Transitando por lugares únicos, los atletas pudieron apreciar la enorme escenografía que mostró Punta Negra en la mañana de ayer. Las
condiciones climáticas poco le importaron a los deportistas que ya planifican su participación el año próximo.

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En las declaraciones poscompetencias no hubo nadie que dejara de elogiar el paisaje único que mostró el 6to Desafío Ansilta. La competencia de trail running, que años anteriores se disputó siempre en el Dique de Ullum, debutó ayer en Punta Negra, en el límite de los departamentos Zonda y Ullum. Ese fue el escenario elegido por el “Adventure Pro” y que contó con el aval del Gobierno provincial. Es que allí, la represa ya se encuentra en actividad pero los caminos todavía no están abiertos al público.

“Fue una carrera bárbara con una geografía única. Vengo de La Pampa y esta prueba superó todas mis expectativas porque además de ser muy dura en cuanto a lo deportivo, los paisajes fueron hermosos Si me preguntas ya me anoto para la próxima edición”, contó el pampeano Ignacio Bruno quien llegó por primera vez al Ansilta. Otro que elogió la competencia fue el rosarino Claudio Ronchini quien no pudo completar la prueba como hubiese querido por una contractura en sus gemelos, pero aún así elogió los paisajes sanjuaninos: “Excelente todo, me voy impactado no solo por la carrera en sí, sino por los lugares por donde pasamos. Había visto la publicidad el año pasado y era un desafío personal correrla pero no pude terminarla como quería. La naturaleza sanjuanina resultó increíble”, contó quien vendrá en el 2018.

Los cordobeses José Freites y Nicolás Pérez Giraudo llegaron a competir en la 65K y después de finalizarla también dieron a conocer sus sensaciones: “La lluvia la esperábamos, la nieve no pero resultó apasionante. Nos vamos asombrados de lo que resultó ser este lugar, Punta Negra, somos unos privilegiados en poder transitarlo”, contaron.

Manzano puso a San Juan en lo alto

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Es empleado bancario, estudia Administración de Empresas, atiende a su familia y además le dedica muchas horas semanales a su gran pasión. Juan Manzano tuvo el premio a sus horas de sacrificio quedándose con el “Desafío Ansilta” que venía siendo siempre para los atletas foráneos años anteriores. El sanjuanino de 35 años se mostró feliz tras su primer gran victoria.

“Estoy muy contento porque fue lo que planifiqué, quería ganarla y me preparé para eso, por suerte se dio”, contó quien corre hace 7 años pero corre maratones y ultra hace dos. Ganó el Desafío El Tontal hace dos años y desde allí no paró de subirse a podios en distintas competencias pero nunca una ultramaratón como la de ayer. “Fue durísimo, corriendo de noche con lluvia y con nieve en la montaña que no dejaba ver las cintas de orientación, además bajó mucho la temperatura.

Subir al Cerro Negro resultó lo más difícil”, expresó. “Corro calle también pero la montaña te transmite otra cosa, te apasiona porque corres en lugares únicos. Hoy pasamos por diques que nadie conoce, somos privilegiados”, contó. 

MEGAOPERATIVO DE LOS ACOMPAÑANTES

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El asado premió al esfuerzo

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El Camping del Cerro Blanco en Zonda mostró un gran número de carpas, gacebos, motor-home y casas rodantes. Así, muchos grupos de atletas instalaron sus campamentos y requirieron de sus acompañantes que fueron quienes premiaron el sacrificio final. 
El grupo de entrenamiento denominado “Más Allá Fitness” de Rivadavia, alquiló un colectivo y llevó toda la logística necesaria para que nada falte.

Fueron 58 los corredores que disfrutaron después del asado que prepararon Javier López, Jorge Morales, Alexander Saavedra y Darío De La Vega. Ellos en dos parrilleros y un horno donde asaron un costillar de cerdo, se encargaron del menú y también de la bebida. Además, en un gacebo los masajistas hacían su trabajo para aliviar los físicos tras el desgaste. Esa postal, de humo y asado, invadió el camping y no fue más que un mimo para los entusiastas que le hicieron frente al desafío.