DESBORDE. Gustavo Villarruel encara y gana ante la marca de Berzano. San Martín hizo lo suyo pero su destino terminó de sellarse en Paraná, con el triunfo de Patronato. Otro descenso después de casi seis años.


Tarde, demasiado tarde... Esa es la triste conclusión del triunfo ante Talleres de Córdoba por 2-1 en la última fecha de la Superliga de AFA porque San Martín terminó con la amargura de un nuevo descenso en su historia y con la seguridad que se le escapó por muy poco. Pero tuvieron que pasar 63 días para volver a cantar victoria, dos meses en los que dio la ventaja al resto y con ese condicionante, poco era lo que podía revertir. Pero tenía la última chance y por 15 minutos estuvo cerca de la gloria. Es que a los 7" empezó a ganar con una guapeada de Marcos Gelabert que empujó al gol una pelota que había quedado flotando en el área de Talleres. Era el 1-0, parecía que se podía porque en Paraná, Patronato no ganaba. Siguió siendo más profundo San Martín, parado de contra y dejándole la pelota al conjunto cordobés. A los 35" pudo haberlo sentenciado Villarruel y la sacó Herrera en gran tapada. Ya se sabía que Patronato ganaba pero San Martín seguía creyendo. Y así encaró el complemento, Jugando con el alma, sin demasiado recaudos tácticos pero dejando la piel por seguir en Primera. A los 22" Solis se perdió el segundo increíblemente y tuvo que ser Gelabert el que definiría todo con otra corajeada corriendo casi de área a área para vencer a Herrera.

Era el 2-0 pero no alcanzaba. Así y todo, la emoción ganó el Pueblo Viejo más aún con el fallido festejo de un gol que se creía era de Argentinos Juniors. Quedó tiempo para el descuento de Arias para decorar una victoria que dolió como nunca. Fue tarde. Demasiado tarde. Un final de una película que parecía cantado, pero que por algunos minutos encendió la esperanza en Concepción. Habrá revancha pronto. San Martín cayó de pie y eso no es poco. Fue tarde, faltaron dos puntos pero sobró amor propio para demostrar que la Primera no le queda grande.

LAS CLAVES

 

  • Formato

Rubén Forestello encontró el modelo en los dos últimos partidos y si bien no le alcanzó para salvarse, la línea de 4 en defensa, 3 en el medio y 3 puntas le dieron resultado para pensar en lo que viene.

  • Contundencia

Lejos de lo que había mostrado en otros juegos, esta vez San Martín tuvo gol y eso le allanó el camino para poder conseguir un triunfo que no sirvió para salvarlo pero que le devolvió amor propio.

  • Futuro inmediato

Se viene la Copa de la Superliga para San Martín contra un conocido: Talleres de Córdoba, en partido de ida y vuelta. Si avanza iría contra Atlético Tucumán y podría cruzarse a River en una tercera instancia.

 

> El monumento a Gelabert


Las casualidades no son tales en el fútbol. Todo, absolutamente todo, tiene un hilo. Una razón. Y vaya a saber por qué o por cuáles caprichos del destino un tal Marcos Gelabert terminó heredando la número 5 que fue propiedad privada de uno de los últimos ídolos de San Martín: el Roly Rodríguez.

Un jugador de toda la cancha que supo hacer historia en Concepción y que este primer domingo de abril encontró heredero en un jugador maduro, con toda la experiencia encima que apareció en una hora decisiva para San Martín. Un tal Marcos Gelabert, autor de los dos goles que encendieron la esperanza, que invitaron a creer. Guapeando, jugándose la vida y hasta cortado en la pierna izquierda en su primer cruce del partido. Pero el Pampa entendió y les mostró a todos que el partido debía jugarse así. Era definirlo y dejar todo. Fue, volvió, corrió y buscó. Sin aire, sentido y con el resto de amor propio de esos jugadores que pasan el umbral para ser ídolos, tuvo corazón para ir una vez más al frente y de cabeza puso el 2-0 parcial. Como para que nadie se olvide de un jugador de toda la cancha.