Molestos. Los jugadores de Boca tuvieron una práctica que demostró el impacto del 0-2 en el Monumental.

El plantel de Boca volvió ayer a los entrenamientos en el predio de Casa Amarilla, en busca de superar la derrota ante River.

Si bien Alfaro sostuvo en la rueda de prensa que "lo anímico no hay que trabajarlo. El vestuario mostró que estos muchachos están de pie", era innegable observar caras adustas y gestos de preocupación, no sólo entre los jugadores y cuerpo técnico, sino también entre los dirigentes según indicaron allegados al plantel.

En una práctica cerrada para la prensa, no hubo ayer bromas ni juegos posteriores a los triunfos. Aunque los voceros cercanos al club señalaron que el clima más tenso estaba del lado de los dirigentes, quienes se mantuvieron en riguroso silencio.

La novedad más saliente fue que el juvenil volante Nicolás Capaldo, quien fue expulsado ante River, no podrá estar tampoco en el partido de la Superliga del domingo ante Defensa y Justicia, por padecer un esguince en el tobillo izquierdo. En tanto, por molestias musculares menores, Marcelo Weigandt e Ivan Marcone estuvieron en kinesiología.


Diferenciados
 

Daniele De Rossi y Paolo Goltz, que fueron concentrados ante River pero no estuvieron como relevos en el Monumental, ambos recuperándose de sus lesiones, siguieron trabajando diferenciado y estarían muy cerca de estar a disposición del entrenador.